Yo ayer sí festejé la partida…al infierno, de Néstor Kirchner. Y son varias las razones.
El tipo supuestamente tenía ideología, pero no por eso uno tiene que andar generando crispación y odio a donde le daba la gana. Y digo supuestamente, porque durante el último gobierno militar no se dedicó a apoyar enérgicamente la causa de los derechos humanos, sino a otra cosa. Hay otros que en ese período sí la pelearon y seguramente que no bastardearon tanto con la causa de los DDHH, cosa que sí hizo este tipo.
Ahora, ¿Puede alguien lamentar realmente la muerte de un malparido psicópata enfermo por el poder y el dinero que ni siquiera tenía sensibilidad por el dolor ajeno? ¿O alguien que se la pasó generando odios inclusive entre nosotros mismos?
Si hubiese sido persona, al menos hubiese tenido sensibilidad por el dolor ajeno, cosa que él no tenía. Era un tipo enfermo por el poder y el dinero. Y no solo eso, era un tipo rencoroso con casi todo el mundo y se la pasó humillando a fuerza de billetazos a quien le incomodaba. Así que no me puede entristecer su partida.
Juro que hoy estoy más que aliviado de no tener que escuchar más insultos desde el atril. Estaba realmente cansado. Pero por suerte se fue hasta el infierno.
Andrés
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