Lean la columna de Grondona de hoy. Después dicen que las sociedades no se suicidan:
Cuando una sociedad no tiene en claro la noción del orden, oscila bruscamente entre la anarquía y la tiranía, sin hallar el justo medio del orden democrático. En 1976, cuando se extendía entre nosotros la anarquía montonera, fueron muchos los que reclamaron un gobierno fuerte. Detrás de esta bandera, empero, las Fuerzas Armadas instalaron un régimen tiránico. Cuando ellas abandonaron el poder, cundió entre nosotros el repudio de toda disciplina estatal, a la que equivocadamente se la confundió con un término odiado: el de la represión. Toda coacción, aun la legal, fue desde entonces inadmisible para muchos porque no había que "criminalizar la protesta social". El repudio del orden público, que caracterizó a la etapa de Néstor Kirchner, creó, a su vez, un hueco dentro del cual han venido a instalarse, en un alarmante crescendo, hordas como las que se mataron entre sí en Villa Soldati. La confusión de la izquierda kirchnerista entre "orden público" -un orden severo, pero razonable, respetuoso de los derechos humanos de los protestatarios- y "represión salvaje" es la que nos ha traído a la situación actual, una situación que tenderá a agravarse mientras algunas decenas o centenares de personas continúen invadiendo las calles sin que nadie las contenga.
(Más del tema)
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