Me llama la atención seguir escuchando a gente decir que en realidad las inversiones en infraestructura de los 90 nunca existieron. Deben creer que la mejora de los servicios públicos fue por arte de magia:
Justamente el embate que estamos viendo contra las empresas distribuidoras de energía es resultado de una clara política populista de hacerle creer a la gente que tiene energía barata. Los miles de millones de pesos que se destinan a subsidiar la energía van fundamentalmente a financiar la generación, que además es cara por los sistemas que se están utilizando. La distribución de energía no recibe directamente subsidios. Por más que sea políticamente incorrecto decirlo, en los 90 también hubo picos de mucho calor y mucho frío y sin embargo no faltaba gas en invierno ni energía en verano. ¿Por qué? Porque el sistema energético tenía reservas de capacidad de generación y distribución para afrontar los picos de calor y los de frío. Al congelarse demagógicamente las tarifas de energía que pagan los usuarios domiciliarios se optó por consumir el stock de capital y no disponer de suficientes reservas para los picos de calor y frío, con el agravante que se gastan millones de pesos al año en generar energía en forma ineficiente y más cara. Es decir, la brecha entre el costo de generar energía y el precio que se paga en el domicilio se amplió por la forma más onerosa en que se genera electricidad. Brecha que, obviamente no se paga en la boleta de luz, pero se paga con el impuesto inflacionario.
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