Un deporte más peligroso para los argentinos que para los Pingüinos
En este blog y en muchos otros lados se hace un deporte de criticar a los Kirchner como los causantes del desastre sin esperanza que es hoy la Argentina. Personalmente creo que la Argentina no tiene arreglo en lo que nos quede de vida (espero que sea mucho tiempo) pero, si es que alguna vez vaya a tenerlo, hay que empezar por abandonar la cómoda excusa de los chivos (pingüinos) expiatorios.
Sin dudas los Kirchner representan un retroceso enorme en cuanto a instituciones y prácticas republicanas y respeto a la constitución pero, en realidad, ellos no son la enfermedad sino el síntoma.
La prueba fundamental es que siguen ganando elecciones tras casi diez años en el poder. El argumento de que sólo los votan aquellos a quienes mantienen con planes sociales es falaz. La mayor parte de los argentinos no viven por completo del estado.
¿Por qué son los Kirchner sólo el síntoma? Primero, por supuesto, porque el precio de la soja les ha permitido casi una década de repartir plata a lo bruto.
Pero eso explica sólo la mitad. La otra mitad proviene del hecho de que la abrumadora mayoría de los argentinos está de acuerdo con lo que los Kirchner hacen y han hecho. Unos cuantos podrán estar en desacuerdo con el estilo confrontativo (KK), con alguna que otra medida, pero casi todos los argentinos, incluso aquellos que dicen ser antikirchneristas, han abrazado las políticas K.
¿Qué mejor prueba de ello el que la “oposición” no proponga políticas diferentes sino sólo cambio de estilo?
Quizás de Carrió y de López Murphy se pueda decir que proponen tibiamente algo no idéntico a las políticas K, e incluso tratan de disfrazarlo, pero, ¿cuánta gente va a votarlos?
Hemos observado en estos años muchas cosas que nos llevaron de vuelta a los ´70s, al Proceso y a lo peor de Alfonsín.
Prácticamente nadie se escandalizó ante aberraciones tales como la confiscación de los ahorros de retiro, la fiesta de cortar un importante puente con nuestros hermanos uruguayos y por años por una causa hipócrita y falsa, la estatización de ¡Aerolíneas Argentinas! y otras empresas, ¡la estatización del fúbol profesional!, la presidencia no respondiendo preguntas del periodismo (ni de nadie), la alianza con un payaso nefasto, dañino y peligroso como Chávez, la prohibición de exportaciones de carne y trigo, el incremento confiscatorio de las retenciones, ¡el regreso de la inflación!, la indiferencia ante la escasez de monedas, el asesinato sistemático de las estadísticas de aumentos de precios, la tolerancia y hasta el aliento al corte de calles, las bravuconadas tragicómicas de Moreno y de seguro me estoy olvidando de unas cuantas.
¿Cuántos argentinos se preocupan seriamente ante lo enumerado en el párrafo de arriba?
Muy, muy pocos, y es por ello que los Kirchner no han sido los que han pervertido a la Argentina sino que han obedecido a las demandas populares perversas de ignorancia de la república y de la constitución.
Los Kirchner no mataron a la república, la república ya estaba muerta.
Muy bueno! Suscribo al pie.
ReplyDeleteadhiero 100%... Cuando mi viejo me dijo que votara en las proximas elecciones, lo saque carpiendo al pobre... "tenemos que sacar a Cristina!" decía mi vieja... y yo me encogí de hombros... con KK o sin KK el país seguirá en el mismo curso...
ReplyDeleteImpecable post!!!!
ReplyDeleteYo también creo que éste país no tiene solución, al menos por los próximos cien años.
Coincido. Como dijo el Turco en su primer campaña, los políticos no son extraterrestres (incluido él, obvio). Salen del mismo Crisol de Grasas™.
ReplyDeleteEl único camino no-violento a una solución es hacer La gran John Galt aunque sea en un lugar virtual.
El que pueda, que se vaya, y los que nos hemos quedado, a aguantársela lo mejor posible.
ReplyDeleteEsto no termina ni en 2011 ni en 2031.
Comparto, Blog, y lo dije varias veces por acá. Es muy duro pero es como dices.
ReplyDeleteNo comparto.
ReplyDeleteArgentina es pendular. Ahora llega el turno de algo más razonable.
La gente no está contenta con esto está apática.
Pero lista para comprar cuando aparezca algo que despierte ilusión.
Lo que sí somos es superficiales cuando elegimos. entonces puede ser que la ilusión no se base en nada sólido.
¿Qué es algo más razonable (fuera de las formas)? ¿Van a sacar las retenciones? ¿Van a reprivatizar las jubilaciones y Aerolíneas? ¿Van a dejar de emitir billetes de 100 pesos a lo bruto? ¿Van a sacar el "fútbol para todos"?
ReplyDeleteAlgunas de esas cosas pueden estar en el combo que genere ilusión.
ReplyDeleteNadie acá hace un análisis técnico de la propuesta electoral que elige.
Es más puede ser que estén en el plan del candidato y ni siquiera se las plantee al ´público. Así son las campañas acá.
Estoy de acuerdo en que pueden estar en el plan del candidato sin plantearse al público. Menem sería al mejor ejemplo.
ReplyDeletePero me parece que desde 2002 el público demanda populismo y la demanda es muy fuerte.
Cualquier cosa razonable, como suba de tarifas, apertura comercial, cualquier baja del gasto público, es recibida por los argentinos como algo malo, negativo, antipopular. Esto va mucho, mucho más allá de los Kirchner, que sólo montan la ola, y me parece que la ola es una tsunami.
Blogovido,
ReplyDeleteAntes de Menem, parecía razonable
en Argentina lo que luego hizo él al respecto?
Pablo
En líneas generales estoy de acuerdo, porque la gran mayoría de la sociedad consintió todas esas barbaridades. Pero nadie ha llevado las cosas tan al extremo como los Kirchner. Hoy en día se ponen en discusión cosas tan básicas como la libertad de expresión y la convivencia con ideas opuestas a las propias. En un clima así es imposible que surja un debate serio sobre el modelo económico. Quizás la oposición proponga cosas más o menos parecidas en ese plano, pero los Kirchner han llevado las cosas tan al extremo que un cambio de estilo ya sería un alivio, por mínimo que sea.
ReplyDeleteLa Argentina de 1989 era muy diferente. Estaba claro que el estatismo, que las empresas públicas, habían fracasado, no se sabía bien qué hacer con ello por la fuerte resistencia, pero era un ciclo de 40 años que estaba terminando.
ReplyDeleteHoy el ciclo de populismo rabioso está en sus comienzos, lleva ocho o nueve años, los argentinos le echan la culpa al capitalismo, a hacer lo que dice el FMI, a pagar la deuda, a abrir la economía, al "ajuste".
Y, lo peor de todo, por causa de la soja pareciera que el populismo funciona. Estamos lejos, muy, muy lejos del fin de este ciclo de ultrapopulismo. Faltan fracasos enormes, comparables al Proceso (para llegar a la democracia), a la hiperinflación + teléfono tras 20 años (para las privatizaciones y la estabilidad monetaria).
Y hoy, más que tremendas catástrofes, hay éxitos, como alto empleo y plata en las calles.
Además, me parece que este ultrapopulismo es muy fuerte y está encarnado en el argentino promedio, que siempre creyó que las soluciones son estas de hoy y no las alternativas "extranjerizantes" de Menem.
Siempre es posible que surja una alternativa. Esto no es Cuba, por más que le bloqueen la puerta a Clarín o que coimeen a miles de periodistas.
ReplyDelete¿A quién le importa en serio la libertad de expresión en Argentina? Hemos visto cantidad de libertades pisoteadas por el ejecutivo y sus amigos sin casi reacción de los argentinos. La única fue la del "campo" y nada más porque les tocaban el bolsillo.
Estoy de acuerdo que un cambio de estilo sería un alivio, pero no cambiaría nada sustancial, porque la irracionalidad está sustentada en creencias muy arraigadas en el pueblo.
Podés tener un estadista en el poder pero sabés que a los pocos años vas a tener un Kirchner o un Duhalde deshaciendo todo, es una carga muy pesada. Eso hace muchísimo más difícil salir.
Sólo una catástrofe de enormes dimensiones puede sacudir un poco estas creencias que con tanta fuerza predominan.
En Brasil tenés al sindicalismo socialista gobernando y llega al poder la heredera del presidente en una ola de crecimiento inédita y ¿qué es lo primero que hacen? Ven cómo bajar el gasto público.
ReplyDeleteEn Argentina habría que remontarse a 1870 para ver algo semejante.
Y bueno, la Argentina está condenada al viejo dicho: "Si no puedes ser un buén ejemplo, por lo menos trata de ser una clara advertencia"
ReplyDeleteTN
Es como Cuba, está ahí para que a nadie se le ocurra seguir su camino.
ReplyDeleteBlogovido,
ReplyDeleteAsumo que tu comentario posterior al de Francisco es la respuesta a mi pregunta.
Debo decir que discrepo en varias afirmaciones sobre la Argentina del 89, y la del presente.
En primer lugar, para el 89, como hoy, habían pasado unos 8 o 9 años de populismo más o menos rabioso, menos por cierto que el de estos últimos 10 años, y unos 10 años desde que que la mayoría de la gente estaba conforme con el Proceso creyendo que se aplicaban políticas económicas liberales.
También en el 89, como hoy, ya estaban demonizados los liberales y los que le decían liberales, encarnados en su máxima expresión por A. Martínez de Hoz, D. Cavallo y el FMI.
Respecto de los teléfonos, la inmensa mayoría estaba acostumbrada a tener que esperar muchos años para tener un teléfono que funacionaba mal, y no recuerdo que reclamaran la liberalización del servicio.
Sí comparto que la híperinflación de Alfonsín fue un factor importante (para mí el más determinante por lejos) del malestar generalizado de ese año.
Pero si ese caldo hubiese estado tan evidentemente claro para todos, y que lo que se requería era un cambio de rumbo hacia las privatizaciones masivas y avanzar hacia una economía de mercado, Menem lo hubiera hecho explicito en su campaña, cosa que no hizo.
Respecto de los éxitos presentes, a menos que lo menciones irónicamente, quisiera saber cómo llegas a la conclusión de que hay alto empleo, yo veo menos empleo que hace 10 años.
Por último, el ultrapopulismo actual ya existió con Perón, era mucho más popular que ahora y luego se perdió en otras formas menos populistas y de convivencia más civilizadas, por lo que no veo la razón por la que pueda reptirse ese cambio.
Ese cambio puede darse en cualquier momento con otro gobierno. Yo creo que depende en parte de las inconsistencias económicas internas pero mucho más de un contexto internacional favorable para ello, como sucedió con Menem y que le sirvió para ser reelegido con mayor % de votos que en su primer mandato, y que su sucesor ganara la elección sosteniendo que no iba modificar ese rumbo.
Pablo
La clase media, al menos la que culturalmente lo es, es la clave para continuar o acabar procesos e iniciar otros. El problema es que a la clase media argentina cosas como el bloqueo a Clarín no la indignan, no la asustan, en definitiva, sienten que no la afectan. Sólo cuando le tocan el bolsillo salen a manifestarse y es ahí cuando cambian las cosas. La Hiperinflación de los '80 y el corralito del 2001 son casos concretos.
ReplyDeleteCon el consumo actual, el buen nivel de empleo, dudo que la cosa cambie. Sí, a la gente le jode la inflación, pero también ve que le aumentan el sueldo (mas alla´de que salga perdiendo en esa diferencia, eso no lo percibe). La inseguridad tambien es otro tema preocupante para la clase media. Pero en la oposición no hay nadie que le brinde la seguridad de que vaya a resolver estos problemas, y un no peronista corre el riesgo de retirarse antes del fin del mandato. Es una pena con el potencial enorme que tiene este país, pero es así.
Pablo,
ReplyDeleteRecordá que, si bien Menem era el candidato populista, Angeloz llevaba como propuestas el "lápiz rojo" (que nunca hubiese usado) y una tibia promesa de "modernización" que sugería privatizaciones o incorporación de capital privado a empresas públicas (tipo Terragno con SAS).
Angeloz iba con esas propuestas tratando de diferenciarse del alfonsinismo recontraestatista (Conrado Storani, Grinspun, etc) desgastado por su gestión fracasada.
Esto nos dice que, si bien no había un apoyo abierto a las privatizaciones, por lo menos la idea estaba sobre la mesa. La gente no reclamaba privatizaciones, pero estaba más o menos abierta a alternativas, estaba claro que las empresas estatales eran un fracaso.
Cuando hablo de éxitos presentes (lo que la gente cree) me refiero sólo a la relativa abundancia que ha traído los excedentes de exportaciones de commodities de precios altos. No sé cuál será el desempleo real pero hay hoy una sensación de que es más fácil conseguir trabajo que, digamos, en 1994.
El ultrapopulismo de Perón fue derrotado sólo mediante la violencia (y una gran cantidad de argentinos que se le oponían). Perón siguió siendo extraordinariamente popular tras su caída. Pese a ello, el populismo nacionalista de Perón (hizo falta la proscripción y el exilio), que ya estaba en ascenso mucho antes de su llegada al poder, pasó a ser parte del ideario de los argentinos. Lo que hizo Perón no se volvió atrás, salvo el pisoteo a la prensa. Se intentó regresar a la república pero, a la larga, se volvió al caudillismo.
Veo de la misma forma a la cuestión de los contextos internacionales favorables o desfavorables, pero con una vuelta de tuerca.
Las últimas décadas nos han mostrado que, en las épocas de bonanza se gasta brutalmente de más, como ocurrió con Menem, financiado con deuda, y ahora peor con los Kirchner, financiado con soja a falta de deuda externa. Y cuando se termina la fiesta hemos visto que ni los políticos ni el pueblo están dispuestos a meterse con los problemas de fondo, tanto por ignorancia, como por conveniencia y comodidad. Somos como Grecia y no tenemos Bundesbank que nos salve.
Y, lo peor de todo, luego de la hiperinflación, que la mayoría de los argentinos hemos experimentado en carne propia, una inflación de dos dígitos no parece preocupar a nadie. No hemos aprendido nada, como sí lo han hecho Chile, Brasil, Uruguay, Perú y Colombia.
Lo que ha quedado en claro luego de 2002 es que los argentinos no aprendimos nada tras 25 años de democracia (a excepción de no volver a llamar a los militares, que ya no quieren más lola).
Esa es lo que me hace creer que el cambio no es posible.
Hoy se atribuyen todos los males al liberalismo y todos los éxitos a las "soluciones argentinas" de populismo nacionalista.
En 1989 el liberalismo, la racionalidad, estaban golpeados y débiles.
Yo hoy los veo muertos.