En los gloriosos 80, años de dignidad tamaño baño, una profesora en la Facultad (de origen inglés, cipaya, vendepatria y entreguista) solía decir siempre que esperaba que los argentinos nunca tuvieran el país que se merecían porque sería mucho peor que el actual.
Me gustó esta descripción de Asís:
Al conocerse la categoría de los sujetos que conducen el país, cuesta explicarse cómo la Argentina, aún, no estalló. En mil pedazos. Otra milagrosa zoncera para tratamiento de Aníbal.
Cuesta entender cómo es que aparece, de pronto, cuando se presiona una perilla, el milagro de la luz. Ni como es que aún sale agua de las canillas. O nafta de los surtidores. O se sirven churrascos en los restaurantes.
(Gracias, Anónimo)
Lo leí anoche y desperté a mi novia para leérselo. Exactamente ese mismo doloroso párrafo. Entre gruñidos por mi irrupción y satisfacción por su reencuentro con el sueño, murmuró: "Huyamos de este desquicio".
ReplyDeletenada que ver con el post, pero queria colgar esto de algun lado:
ReplyDeleteA los opinadores que habitan el hemisferio norte, no se olviden que hoy se estrena Atlas Shrugged. Espero ver algun comment mañana tempranito...
Recuerdo que tenía esos pensamientos en 2002. Cuesta creer que, dentro de tanta insensatez, dentro de tanta irracionalidad, resentimiento, desprecio y torpeza, todavía salga agua de la canilla y se encienda la luz con un interruptor.
ReplyDeleteEs que todavía hay una mayoría silenciosa que se desloma por hacer de sus vidas algo útil, por tratar de mejorar la existencia, remando contra la corriente de mierda que se propaga como la peste.
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