Y el diagnóstico no es de un economista partidario de la economía de mercado, empleado de una consultora neoliberal que disfruta con el sufrimiento del Pueblo, sino de un desarrollista, casi – casi del palo:
El próximo gobierno -sea quien sea la víctima- va a recibir más consejos, por ejemplo: tratar de que la bomba no siga aumentando. Mantener los actuales desequilibrios, sin que crezcan más: o sea, aumentar el dólar y las tarifas “nada más” que en el nivel actual de la inflación. ¿Pero el lector se imagina cuanto sería la inflación si las tarifas y el dólar aumentasen “nada más” que el 23%? La otra opción sería parar de golpe los aumentos de precios y salarios, sin tocar el dólar y las tarifas. ¿Pero el lector se imagina la reacción sindical a una interrupción de las paritarias, cuando nadie se siente cómodo con su lugar en la puja distributiva?
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