La explicación, a mi entender, radica en que a nadie, sobre todo a la clase media culposa, le importa la realidad. Sólo quieren hermosos discursos de promesas que cumplan sus deseos hormono-testiculares: distribución de la riqueza, el fifty-fifty, justicia social, igualdad de oportunidades, educación y salud públicas y gratuitas (todavía creen en esa puta palabra, "gratuita", como si existiera algo gratis), etc., etc., etc. Tenés que verlos, que escucharlos, se emocionan cuando Aerolíneas pasa a ser estatal, pero putean cuando los gremios cancelan, unilateralmente, los vuelos porque sí. En Santa Cruz los docentes siguen de huelga, dudo que hayan completado un mes de clases desde marzo. De nuevo, volvemos a lo mismo: hacer una declaración de principios en favor de la educación pública y gratuita no equivale a prestarla.
Al kircherismo y sus seguidores no les importa la realidad de las cosas, les importan las proclamas de mesa de bar, la indignación moral de los izquierdistas rococó, la palabra bonita, vacía de contenido y sentido. Trabajan para el índice, no para mejorar la condición social y económica de la población, por eso los números del Indec, por eso la obsesión por l "fifty-fifty", CFK cree que de tanto decirlo, se va a cumplir, mágicamente, ese infantilismo de la distribución igualitaria de la riqueza entre empresarios y trabajadores. Ilusiones de centro de estudiantes. Así estamos.
Nico
En este país, van dos siglos de historia y aún nadie entiende que salvo la masturbación, todo lo gratis en la vida sale caro.
ReplyDelete