La mitad de los niños de la Provincia de BA comen mal, salteado y gracias a la limosna pública, pero el gobierno tiene tiempo de ocuparse de legislar para decirles a los adultos del distrito cuánta sal le tienen que poner a la comida en restaurantes.
No se puede ser tan, pero tan malparidos.
Primero lo primero.
ReplyDeleteEs el modus operandi.
ReplyDeleteEs muy fácil regularle la vida a los que se ocupan de sí mismos: la sal, el cigarrillo, el cinturón de seguridad, la cajita feliz. Es buenismo fácil, políticamente redituable.
Ahora, ocuparte de algún quilombo de fondo: el paco, la inseguridad, la desnutrición de los niños, la impunidad de los delincuentes, la educación o lo que sea, es complicado, da mucho trabajo y tenés que ejercer autoridad que tiene mala prensa.
De a poco van sacando cosas: primero el salero, después la sal al pan, después el pan y así sucesivamente. Así cuando no haya comida no nos vamos a dar cuenta...
ReplyDeleteClaudio.
Se va a reactivar la industria de saleros.
ReplyDeleteEstuve repensando el asunto.
ReplyDeleteMe parece una medida positiva para los libertarios. Es bastante "boomerang":
Es tan estúpida que la gente se empieza a dar cuenta de que cualquier poligrillo metido a legislador controla su vida como se le canta.
Si se "regula" algo serio pasa, porque la gente, básicamente, no se cuestiona que el Estado tenga el derecho de regular.
Como la regulación es tan estúpida la gente se empieza a preguntar si no serán siempre tan idiotas y a cuestionar el derecho que tienen los políticos de regular cosas, de meterse en la vida de las personas.
Insisto: si lo hacen con otra cosa que pasa por importante (el casco en los motociclistas) la gente no cuestiona la regulación, la da como suya. Caundo aparece una cosa así, de a poco, va poniendo en evidencia todo el sistema.
Es un buen argumento: Si deciden sobre y ócmo se les canta sobre cualquier insignificancia de tu vida, ponete a pensar que lo mismo hacen sobre las cosas importantes.
Claudio.