Acá es como que está sobreentendido de que estas cosas forman parte del folclore del hockey.
Lo de la vergüenza pública funciona cuando se trata de una sociedad decente, como la gente, en la que la ídem sabe que hacer las cosas mal está mal, aunque a veces se toleren. En una sociedad de sinvergüenzas es perder el tiempo, lamentablemente.
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