Las condiciones internacionales extraordinariamente favorables han hecho posible que, por algunos años, millones de argentinos hagan realidad la fantasía de que hacer las cosas mal no sólo no está mal sino que está bien.
Yo todavía me acuerdo de que hasta no hace mucho había economistas profesionales que te contaban que el país estaba reescribiendo la teoría económica a nivel planetario.
Anhelar el éxito es humano. A nadie le gusta fracasar. Pero pretender tener éxito volviendo a poner en práctica las mismas ideas y propuestas fracasadas de toda la vida no es muy realista que digamos.
Vamos a poder darnos una mejor idea de si hubo un proceso de aprendizaje cuando llegue el momento de volver a la realidad.
Lo dudo mucho, pero no perdamos las esperanzas.
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