La gran pregunta es cuál es la próxima caja que van a manotear para seguir gastando:
El premio que ha logrado Boudou será un gran incentivo para que todos los funcionarios con ambiciones de progreso se dediquen a buscar nuevas y ocurrentes fuentes de recursos. Puestos a imaginar, podrían por ejemplo fijar su mirada en los depósitos bancarios o en el direccionamiento del crédito hacia sectores y empresas digitadas por el Gobierno. De esa manera funcionaba el sistema financiero argentino en los años 70, la belle époque del dogma kirchnerista. Claro está que como a los ahorristas les incomodaba depositar sus fondos en bancos cuyos préstamos eran decididos por funcionarios públicos, el sistema terminó funcionando no con depósitos, sino con redescuentos del Banco Central.
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