- ¿Yo, señor?
- Sí señor.
- No, señor.
- ¿Pues entonces quién tiene la culpa?
Las políticas distorsivas siempre se hacen con la mejor de las intenciones. Pero también con la peor de las ingenuidades (para no decir deshonestidades), obviando sentarse dos minutos a pensar en el tipo de incentivos que se crean, y asombrándose luego de los resultados que se cosecharon.
Pero no importa. Total, cuando viene el momento del ajuste de cuentas, la culpa siempre es de los que aprovecharon los incentivos que los asombrados crearon.
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