Sep 22, 2011

The Coach

- "Tincho, cuándo lo vas a poner a Agustín? Es el único que ha estado en el banco desde el comienzo del partido... dejate de joder!!!"
- "Ramiro: Yo soy el técnico!! Callate la boca y preocupate por marcar al flaco Palazzo."

Sitio en el tiempo: verano del '85. Sitio en el espacio: parque 9 de julio, San Miguel de Tucumán. Evento: Sodati vs. Sarmiento. Tincho es un amigo de la infancia, tenía 13 años en ese momento y era el fundador/manager/coach del equipo del barrio: la Soldati, en honor al nombre de la avenida en la que vivía junto a su familia. Agustín, mi hermano, tenía 9 años, y por ser el más chico era siempre relegado al banco de suplentes. El último partido contra la Sarmiento (una avenida a tres cuadras de mi casa) regresó con lágrimas en los ojos porque Tincho no lo ponía. Este era un partido importante contra los roñosos de la Sarmiento. Perdimos 4 a 3. Al final del partido, caliente, le dije a Tincho que si Agustín no tenía un lugar, tampoco lo tendría yo. Mientras tomaba el mate cocido se me ocurrió el coup d'état que dividiría a la Soldati por el resto de su corta existencia. Me fui a buscarlo a Huguito, al Koinor, a Pablo, a Chaile, y a Sebastián, el arquero del equipo. En una reunión "secreta" en mi casa esa misma noche firmamos el papel fundacional y nació así "las estrellas azules", aunque para darle un mejor efecto decidimos que sería en inglés, o sea, "Star Blues".

A la mañana siguiente me fui a la casa de Tincho para anunciarle la salida de la mitad del equipo. Su reacción: "Vayánse todos a la mierda!" Portazo. Fin de la charla.

A la tarde suena el timbre en casa. Mi vieja: "Ramiro, es Tincho!! Cuántas veces te dije que le digas a tus amigos que en esta casa se duerme la siesta? Qué falta de consideración, che" Lo veo desde la ventana con un cuaderno en la mano, brazo descansando en los característicos rulos de su infancia.

- "Qué pasa?" -le digo nervioso.
- "Ramiro. Vengo para dejar las cosas en claro. Punto 1, esto es sub-12, nadie que tenga 13 años puede jugar. No hay edad mínima. Yo no juego, yo soy el entrenador de mi equipo. Punto 2, no pueden jugar en el espacio del parque al frente de mi casa. Esa en nuestra cancha. Ahí jugamos de local. Cuál va a ser la cancha de ustedes? Punto 3, una vez determinada cual es tu cancha, quiero que armemos el cronograma de los primeros tres partidos, 20 minutos cada tiempo. Serán jugados en el espacio de dos semanas. El primero en nuestra cancha, el segundo en la de ustedes. El tercero en el hipódromo, cancha neutral."

-"Perfecto. Nuestra cancha es..."
-'Esperá... dejame que anote en el cuaderno... ahora sí, decías?"

Apenas se fue Tincho llamé a todos a una reunión urgente en mi casa. Esa tarde mi vieja hizo mate cocido para todos. Comencé la charla: "muchachos, tenemos partido contra la Soldati el sábado de la semana que viene. Tenemos que entrenar doble turno si queremos tener una mínima chance contra Tincho. Haremos dos entrenamientos, uno temprano a la mañana y otro a última hora de la tarde (por mí, habría hecho triple turno, pero mi vieja ya me había persuadido de no jugar en el parque a la hora de la siesta "Si me entero que ustedes han ido al parque a la siesta con el calor que hace los agarro a cintarazos, te aviso"). A la siesta nos juntaríamos a discutir estrategia (advertencia a mis amigos mediante de que "por favor no toquen el timbre", obvio). A la noche, después de bañarnos, saldríamos a vender una rifa (el premio, una canasta familiar que armamos sacando cada uno un artículo de la despensa de nuestras respectivas casas) para sacar fondos para comprarnos las camisetas.

Llegó el sábado esperado, una tarde hermosa, los dos equipos encamisetados de punta en blanco. Tincho gritando órdenes desde el banco a sus jugadores antes del pitazo inicial. Nunca habíamos jugado con árbitro hasta ese momento, pero la tensión fue tal durante el primer tiempo que en el entretiempo Tincho se aproximó para disculparse por la actitud de algunos de sus jugadores. Yo le dije que así era difícil jugar el segundo tiempo, que necesitábamos un árbitro. "Podés ser vos el árbitro?" -le dije. "Claro que sí" -contestó. Y sumó así otro rótulo a sus muchos títulos.

No hubo un adulto nunca metido en esto. A los 12 años, dueños no sólo del parque 9 de julio, sino del mundo parecía, transcurrían los últimos momentos de mi infancia. Años después Tincho aparecía de vez en cuando por mi casa y traía el cuaderno con el detalle de cada incidencia de cada uno de los partidos que jugamos, seis en total, ese verano. Nos descostillamos de la risa con los recuerdos de esos pendejos de 12 años que se tomaban la vida tan en serio. Siempre pensé que ese verano se había cerrado para siempre mi etapa de entrenador. Nada más errado.

(Continuará)

7 comments:

  1. Parece un texto de Casciari. ¿Es tuyo? Es buenísimo.
    Espero más.
    JL

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  2. Muy bueno, me trajo recuerdos de cuando también un verano, me convertí en entrenador de hockey.

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  3. Ramiro: se me pianta un lagrimón que te acuerdes de tu viejo -que es mi viejísimo- Tucumán.

    Hoy el Parque 9 de Julio, el que fue diseñado por Thays, es un chiquero en el que a la noche se refugian los malvivientes y durante el día, los puercos. Sigo yendo a correr, pero ya no me atrevo a acercarme a la recta del
    autódromo por temor a ser asaltado.

    Pero sucia, decadente, conflictiva, poblada de empleados públicos y de beneficiarios de planes sociales, mal gobernada, es mi tierra. El terruño donde murieron mis padres y nacieron mis hijos. El terruño desde el que escribo y te envío un abrazo.

    José Luis: la diferencia con Casciari, es que éste es un "progre" que vive o vivía en España, y tiene sus aciertos humorísticos mezclados con muchísimas barbaridades. Ramiro es -ahora- un lawyer norteamericano con el que coincido en muchas cosas.

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  4. Ramiro, muy bien escrito el recuerdo.. asi que te engancharon para entrenar a los pichones de Messi???? suerte!!!! (yo estoy en plena temporada por estos lares noroestes)

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  5. Qué bueno esto Ramiro! Voy a dejar que lo postees completito y luego comento en profundidad.
    Excelente.

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  6. Gracias. No sabía quien era Casciari, leí algo y es muy gracioso. Julio, a mí se me pianta un lagrimón al leer tu descripción del parque del presente.

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  7. Espero ansioso la segunda parte. MUY bueno.

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