(viene de acá)
Fast forward 25 años. Otros tiempos, otro país, otra cultura.
Mi hijo Sebastian está por largar su tercera temporada de AYSO (American Youth Soccer Association), una organización nacional responsable de la iniciación de millones de chicos en la práctica de fútbol (del nuestro). La organización está formada por padres que se ofrecen para hacer todo, desde armar las canchas, hasta organizar la fiesta del cierre de la temporada.
Mi esposa me venía pidiendo desde la primera temporada que participe en calidad de entrenador (sus amigas: "your husband is from Argentina, right? Oh my gosh!.. he needs to be greeeat at soccer. He should be a couch"). Las dos primeras temporadas le hice una gambeta mortal al ofrecimiento, ya que sospechaba (se verá, fundadamente) la responsabilidad iba a robarme mucho tiempo del laburo. Y fue fácil para mí decir no porque Sebastian, mi hijo mayor, jugaba solamente porque todos sus amigos iban a jugar. No le interesaba demasiado el juego. Pero eso cambió al final de la segunda temporada, cuando se enamoró del Barcelona.
Yo hacía rato que no seguía nada de fútbol, pero por nada me iba a perder esa seguidilla de tres partidos entre los dos grandes de España el año pasado. El tipo se sentó al lado mío y no se movió un segundo durante los noventa minutos del primer partido. Fue amor a primera vista. A partir de ese momento tiene locura por el fútbol, se levanta habalndo de fútbol, se acuesta hablando de fútbol. Y así aflojé. Días más tarde le anuncié a mi esposa mi regreso a las canchas.
Me anoté en la lista y puse mi email para que me contacten. Craso error. Antes que termine el día tenía 20 emails kilométricos en mi casilla, cada uno con diferentes requisitos, o un nuevo anuncio de nuevos requisitos. Para poder "acreditarme" antes del primer partido tendría que tomar un curso por internet sobre las reglas del juego, otro curso sobre primeros auxilios, y uno más sobre etiqueta en el trato con los chicos. Al final de cada uno, un examen.
Pregunta típica de examen: "uno de los chicos no es buscado al final de la práctica por sus padres. Usted se queda solo con su hijo y este chico le pide que por favor lo lleve a su casa. Usted le pide la dirección al niño y junto a su hijo, conduce al niño a su casa... "right or wrong"? A: Wrong. Usted NUNCA se aparta solo con un niño que no es el suyo propio, a no ser que haya otro adulto del mismo sexo del niño con usted". Real. Otra: "Usted recibe una invitación para ser amigo en Facebook de uno de los niños que tiene bajo su cuidado. Usted acepta la invitación... "right or wrong"? Se entiende la idea. Tres horas lidiando con este tipo de huevadas en internet.
Una vez que lográs el certificado de internet, estás listo para el segundo paso, que es un curso en vivo con un coach profesional que te enseña trucos y juegos para las prácticas. Chau cuatro horas de un sábado. CUATRO HORAS!! El pescao se la pasa repitiendo la filosofía de la organización: "balanced teams", "everyone plays", "positive encouragement". Qué resulta de la aplicación de los principios mencionados en la vida práctica? Acá unos ejemplos del entrenador profesional:
"Están jugando el primer tiempo y tu equipo va ganando tres a cero. Qué hacés vos como coach?"
Mi respuesta intuitiva, llamar por teléfono a la casa para pedirle a mi esposa que ponga una botella de champagne en la heladera, es la errada.
La respuesta correcta, nos cuenta el clon de Alec Baldwin que hace las veces de trainer, es ésta: "hacé cambios. Sacá a tus jugadores fuertes y mandá al equipo a jugar de la mitad de la cancha para abajo. Asegurate que el otro equipo tenga chances de empatar".
Qué?!!!
En fin. Pasa el sábado. Ya estoy listo, verdad?
No. Me falta el live-scan, o sea, me tengo que ir a la estación de policía de la ciudad para que me saquen huellas digitales, que serán enviadas al FBI y cuanta agencia de seguridad federal y estatal existen para corroborar que no estoy en un database de delincuentes. OK. Chau otra tarde entera.
Ahora sí, puedo empezar la práctica? Not so fast, cowboy. Falta la reunión final en la que nos entregan la indumentaria para el equipo a todos los entrenadores. La reunión comenzó a las seis de la tarde.
Así pensaba que sería: llego, "hola, soy Ramiro, nos tocó el uniforme verde, dónde está el bolso?"
Así fue: todos en un auditorio, sentados mientras por el escenario desfilaron jugadores profesionales, miembros del directorio (uno por uno) agradeciendo a todos los colaboradores. Recreo. Agradecimiento a los sponsors que compraron cena para los presentes (eramos unas cien personas). CENA. Regreso a la charla, esta vez encabezada por tres médicos que durante una hora y media nos educaron desde que hacer si uno de los chicos se desmaya por un golpe en la cabeza hasta como tratar ampollas (no, no es joda... como tratar ampollas, en powerpoint).
"No se olviden de ir al website donde encontrarán más de 50 videos con trucos y jueguitos para incentivar a los chicos" -fue la frase que cerró la jornada (a las 9 de la noche!). Qué jueguitos? -me preguntarán. Jueguitos de mierda -les contesto- jueguitos con nombres como "el monstruo de dos cabezas", "tres lobos y dos corderos", "el cuadrado de la miseria" (era "de la muerte" hace unos años cuando se podía usar esa palabra delante de criaturas de menos de 18 años), etc. Ahora, cualquiera que haya visto dos segundos de los partidos de estos pendejos se da cuenta que no son jueguitos lo que necesitan estos piringundines. No hay que ser el Loco Bielsa para darse cuenta que se atropellan entre sí porque EN SU VIDA VIERON UN PARTIDO DE FUTBOL.
Y este egresado de la escuela del parque 9 de julio se propuso remediar el problema. Cuando me fui a la tienda de deportes a buscar material para las prácticas, mientras los otros entrenadores gastan cientos de dólares en huevadas como, 150 conitos, para dar un ejemplo, yo me gasté 10 mangos en seis pecheras. Seis pecheras y nada más.
Y así son mis prácticas: llegamos, la mitad se pone pecheras, y se larga el picado. Al que no le guste, y me refiero a todos los padres -"I remember the practices last year were very different"-, a freir mongo. "Hacete coach el año que viene si no te gusta". Querían un coach argentino? Yo les doy un coach tucumano. Yo estoy contento porque -y esto quede entre nos, que si se entera Alec Baldwin, soy boleta- a juzgar por mi cuadernito, uno parecido al que tenía Tincho, no me está yendo tan mal: dos partidos jugados, dos partidos ganados. Y ahora, a concentrar, que mañana a las ocho y media tengo partido.
Me emocioné al final, y eso que el fobal no me gusta ni un poco!
ReplyDelete¿Querían fútbol? ¡Acá tienen fútbol! Tenés que armar una Barra Brava con los hermanos menores, que hagan cantitos, tiren papelitos...y amedrenten a la hinchada del contrario!
Lo que sí, me parece que el Alec Baldwin posta jamás te diría que empates...te diría "Coffe is for closers...or for winners!"
el año pasado el equipo de mi hijo salió invicto.. si.. ni un partido perdido!!! y los padres del mini Messi orgullosos.. bueno, sugerimos hacer una torta que dijera "Invictus" (haciendo alusión a la película sobre el rugby de Sudáfrica, remember?) Los padres nos sacaron carpiendo!!! que lo importante es divertirse y toda la bola!!!
ReplyDeleteeste año? vamos dos partidos jugados y los dos perdidos!!! el coach (que es otro) se come los dedos, ya no da más y en cualquier momento explota!! jajaja
Ahora en serio, siento una admiración enorme y una profunda gratitud por los padres coaches voluntarios (como Ramiro) Invierten su tiempo de descanso después del trabajo en entrenar a los niñitos y enseñarles a jugar al futbol... y se bancan las responsabilidades, las regulaciones extremas, la frustración de que no hagan lo que él sugiere, las miradas acusadoras de los padres y el calor, la lluvia y los elementos (dependiendo de la zona donde estén) SON ADMIRABLES!!!
Esos son los hombres que seguimos las mujeres (con camaritas y sin ellas) Y por lo general se ven bastante bien... ejem....
;-)
Ahora si, comento cuando lo lei completo. Muy bueno!
ReplyDeleteAdemas, muestra el spirit of the times: political correctness gone MAD .
Muy bueno!!!
ReplyDeleteSi son tan aprensivos con "adultos a cargo de niños que no son los suyos" por temor a abusos, raptos, etc.... ¿para qué organizar equipos y campeonatos de fútbol infantil? para eso déjenlos jugando en el fondo de sus casas....o que aprendan a bancarse la que venga.
Bien partido el relato entre I y II.
ReplyDeleteUno, la cuestión romántica, pasional, dramática del ganar y perder, la amistad, las "traiciones", los logros. El drama de que no te pongan porque sos chico o medio perro, y la bronca masticada en el banco mientras otros son los que se lucen.
Dos, la experiencia aséptica, regulada, sin drama y sin tragedia, de ganar como no queriendo, de perder como no importando, sin ganadores ni perdedores, sin broncas ni frustraciones, y claro, sin gloria. Aunque sean glorias chiquitas. Porque creo que la gloria, para que sea eso, necesita del drama, del propio y del ajeno. Y bué.
Ramiro, no sé a los demás, pero me gustaría personalmente que fueras contando la evolución del equipo y sus partidos. Y si lo podés contar en el estilo de prosa de I, pues por mí mejor.
JL
Me parece que la mariconada que pretende esa gente para sus hijos no es fútbol. Mejor que los lleven a clases de ballet. En tu lugar, inyectaría dosis masivas de bilardismo en el equipo. El año que viene te rajarán a patadas, pera a esos chicos nadie les va a quitar en su vida la anécdota del año que salieron campeones invictos.
ReplyDeleteExcelente Ramiro! Una idea: mostrales a esos chicos el partido que le hizo Estudiantes de La Plata al Barcelona en diciembre de 2009. Van a aprender mucho más que con los consejos de Alec Baldwin.
ReplyDeleteYa molesta esa obsesión de muchos norteamericanos con lo del abuso, como si los abusadores verdaderos no supieran evadir los filtros inútiles (además de pacatos) que ponen, estan criando una generación de maricones.
ReplyDeleteMuy bueno, Ramiro.
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