(Ver acá y acá)
La principal preocupación de esta gente es justificar las peores barrabasadas institucionales disfrazándolas de gestas patriotas o por los “pobres”. De esa manera, la utilización de la estructura del Estado por parte del gobierno de turno para su beneficio político no es un acto reñido con los principios básicos de la república sino parte de un proceso de transformación del país en una sociedad más justa.
Fíjense que se debaten las formas – cuándo y cómo se debe hacer - pero en el fondo de la cuestión están todos de acuerdo, aún los más acérrimos antikirchneristas.
El consenso parece ser que la gente de a pie es idiota y que, por lo tanto, tiene que haber alguien que elija por ella, que le regule lo que tiene que ver y escuchar:
¿Qué pasa con los argentinos, todos tienen la fantasía de pertenecer a la nomenklatura? ¿O aceptan su condición de borregos?
Cada vez este país me resulta más ajeno, no entiendo nada.
En casa nos estamos haciendo seriamente el planteo de emigrar. Yo ya estoy curtido, pero tengo una hija y realmente me angustia pensar que futuro puede encontrar aquí.
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