Insisto, me cuesta horrores seguir la línea argumental (si es que se la puede llamar así) de la Argentina kirchnerista.
La capacidad operativa de las FF.AA. debe ser la más baja de la historia. Para todos los fines prácticos, las han desguazado.
¿Y esta gente de jacta de construir submarinos?
¿El argento promedio no se da cuenta de estas cosas o le importan tres teresos?
Lo dejé en otro post, pero capaz que queda mejor como comentario de este...
ReplyDeleteYa que estamos, podemos ver el historial de éxitos argentos en la construcción de submarinos:
ARA Salta (S-31): Ensamblado en Tandanor en 1973 a partir de secciones construidas originalmente en Alemania.
ARA San Luis (S-32): Ensamblado en Tandanor en 1974 a partir de secciones construidas originalmente en Alemania.
ARA Santa Fe (S-43): Iba a ser el primero de los cuatro TR-1700 a construir en la Argentina (los otros dos, el Santa Cruz y el San Juan fueron hechos en Alemania), pero murió en Domecq García cuando iba por entre el 50% y el 70%. Es el que la Yegua quiere terminar como un submarino nuclear, empresa que si no termina con otro cadáver inconcluso, acaba resultando en un Frankenstein de los mares.
ARA Santiago del Estero (S-44): Otro cadáver inconcluso de Domecq García, sólo que este murió al 30% de la construcción. Hay rumores que dicen que la Navy guardó todos los pedazos que pudo en containers a la espera de tiempos más propicios para la construcción.
Sin nombre (S-45): Tan inconcluso que ni llegaron a ponerle el nombre de una provincia que empezara con "S" (de todos modos ya estaba agotado el pool de nombres posibles); presuntamente lo habrían canibalizado para mantener operativos a los dos subs terminados, aunque también le cabe el rumor del Santiago del Estero.
Sin nombre (S-46): Igual que el anterior.
Y en cuanto a los reparados, el Salta estuvo dos veces en Domecq y la primera, a comienzos de los noventa, le tomó unos cuantos añetes; el San Luis entró a reparaciones sólo para quedar dentro del astillero cuando lo cerraron, aunque andan debatiéndose entre resucitarlo o convertirlo en museo; el San Juan lleva cuatro años metido en el galpón y el Santa Cruz espera su turno.
Recapitulando: de seis submarinos cuya construcción acometió la Argentina, sólo dos llegaron a terminarse y eso porque su "construcción local" fue al estilo de los galpones hi-tech de Tierra del Fuego, con todas las partes hechas afuera y traídas para el ensamblado. De tres submarinos que en distintos momentos fueron reparados acá, uno lleva cuatro años a paso de caracol, otro también supo tardar años y al restante se lo dejaron olvidado cuando le pusieron candado a la fábrica. Claramente, un historial de éxitos.
Aclaro que como buen loco de la guerra, no vería mal tener una industria naval propia como parte de una industria de defensa en serio... pero la clave es que sea en serio: sostenible, adaptada a la escala nacional, competitiva más allá de los clientes cautivos nacionales, tecnológicamente efectiva, económicamente viable y productiva... cosa que de ningún modo tenemos acá.
Salute y perdón por la repetición.