Cuando se empieza con el mármol y el bronce es que se institucionaliza a alguien en la vida de un país. Y cuando el muerto todavía no está muy descompuesto en el cajón, quiere decir que ese país tiene las cualidades de un régimen personalista -por lo menos-, sino totalitario.
La representación del "héroe" tiene sus códigos y significados. Así si en un patriota a caballo este -el caballo, no el patriota- aparece con las cuatro patas apoyadas, con una pata delantera medio levantada o con la dos, significa que la muerte del héroe fue natural, por las heridas recibidas o en combate.
En este caso el héroe aparece de pie con la pierna izquierda ligeramente doblada (¿Murió el héroe por las heridas recibidas en combate?). Sostiene, brazo en alto, puño cerrado, el bastón del mando presidencial. Si se saca el bastón queda con el puño izquierdo en alto haciendo el saludo comunista (Esto no es un chiste.). El brazo derecho está doblado como quien abraza simbólicamente, casi llevándose la mano al corazón, pero queda más abajo: a la altura de la billetera (Esto sí es un chiste.). Tiene el cuello de la camisa abierta y la corbata desacomodada, más como un oficinista que trabaja pesadamente que como un abogado, legislador o un prócer de la nación. Esto contradice la banda presidencial que le cruza el torso.
Hago notar que el cuerpo broncíneo o marmóreo que se ofrezca a la vista del público, de ahora en más, es una oposición del cuerpo humano que fue negado a la vista del público en su sepelio público a cajón cerrado.
Dos preguntas:
¿Alguien del pueblo realmente sabe cómo -cómo, no de qué- murió el héroe?
¿Alguien del pueblo vio el cuerpo -el cuerpo, no el ataúd- yacente del héroe?
Es curioso que un cuerpo negado a los ritos civiles de la máxima autoridad pública de la Nación, reaparezca de repente inmortalizado e idealizado -"descorporizado"-, materializado en el simbólico y eterno bronce o en el mármol de los próceres de La Patria.
Cuando se canoniza a alguien tan cercanamente a su muerte se habla más de la actualidad que de la posteridad. Es decir: más de lo que significa ahora que de lo que significará pasado el tiempo, bien medidas sus acciones por el desarrollo de la historia.
Cuando se le rinde homenaje a un muerto tan reciente nos encontramos ante una nación nueva que está realizando su gesta liberadora más que ante una nación consolidada que rinde homenaje a sus prohombres. ¿Es esta la simbólica que representa el héroe?
Yo insisto: la cercanía con su muerte, el hecho de que el homenaje se lo realicen sus propios partidarios bajo sus gobiernos acerca el hecho a uno de un país con un régimen totalitario que al de una república institucional, moderna y civilizada.
La vieja tradición argentina del culto y el uso de los muertos.
Don Freema
Muy bueno, Don Freeman.
ReplyDeletePerspicaz reflexión!
ReplyDeleteMe parece como que están colgando los cuadros en una pared a la que todavía no se le secó el cemento... demasiado apuro... y a las apuradas sale todo mal.
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ReplyDeleteSin duda que son bartoleros pero, todavía, con una gran caja que le da la única cuota de racionalidad al sistema.
ReplyDeleteSomos un paìs de zombies... por lo tanto, es razonable que reverenciemos a los muertos.
ReplyDeleteaca esta la prueba irrefutable de que Nestor Vive:
ReplyDeletehttp://tinyurl.com/42ty8tm