"Entró un particular y me dijo que me iba a matar a tiros; que no iba a salir vivo de la cancha. El hombre se levantó la remera y señaló algo que bien pudo haber sido un arma. Por los nervios no lo pude distinguir", relató Marcelo Díaz, árbitro de un encuentro de fútbol infantil
Trabajo insalubre.
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