(Con particular virulencia a los de menores ingresos), a los que convierte en más pobres, obligándolos a pagar precios más altos por bienes y servicios de menor calidad.
El único que tiene poder para restringir la competencia es el estado/gobierno. Las medidas para restringir la competencia se ponen en práctica por iniciativa de un sector en particular de la economía, con excelente llegada a los funcionarios de turno, que utiliza al estado/gobierno para confiscar legalmente una parte de los ingresos de los consumidores del país.
Las intenciones son el pan nuestro de cada día de la política y de los políticos. Pero desde un punto de vista económico, lo único que interesa son los incentivos que se generan. De ellos dependen los resultados que se obtienen. Por eso es que muchas de las medidas que se toman con las mejores de las intenciones generan resultados exactamente en el sentido contrario de lo que se buscaba.
En ese sentido, Argentina tiene ejemplos para varios centenares de libros de texto de economía.
Espero que algún día los argentinos dejen de comprar los buzones populistas. Parece mentira, gente grande.
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