El presidente Obama es, en el fondo, un completo progresista que ve el Gobierno Federal como la respuesta a todos los problemas de Estados Unidos. Y está yendo a toda máquina por el camino de la ultraizquierda mientras llega al día de las elecciones de 2012, a pesar del total fracaso de sus políticas de Estado omnipresente y de un pueblo americano que ha rechazado tajantemente el mensaje que él está intentando vender.
En lugar de afrontar la realidad de Estados Unidos durante su mandato, el presidente Obama se retrotrajo a los días del Partido Progresista (Bull Moose) de Theodore Roosevelt, citándolo como su modelo de buen gobierno, mencionando su discurso de 1910 "El nuevo nacionalismo" y apelando a la "justicia" en Estados Unidos –junto con más gasto de infraestructura, más programas educativos federales, más regulaciones y más impuestos sobre los creadores de empleo para redistribuir riqueza y pagar por sus grandiosos programas gubernamentales–. Y con el fin de subir la temperatura de su discurso –e inflamar las pasiones de su audiencia–, el presidente volvió a echar mano de la lucha de clases, demonizando a los que tienen para ganarse a los que no tienen, mientras que, al mismo tiempo, dibujaba la imagen de unos Estados Unidos donde la "injusticia" reina y no se pueden encontrar oportunidades.
En realidad, la nueva justicia lleva, inevitablemente, al favoritismo burocrático, a inequidades basadas en la influencia de los grupos de presión y a la indebida influencia política. Como arguyó Paul Ryan en su reciente discurso pronunciado en la Fundación Heritage, la verdadera lucha de clases la provoca "una clase de élites gobernantes que explotan la política de la división para elegir ganadores y perdedores en nuestra economía y determinar nuestra suerte en vez de que lo hagamos nosotros mismos".
En su mundo, el Gobierno es el dador de todas las cosas, el defensor de la clase media y el arquitecto de la prosperidad. Igualmente, el éxito no es algo que se deba propugnar sino algo sobre lo que se puede hacer demagogia en nombre de la expansión del Estado.
(Los resaltados son míos.)
Concuerdo, pero, ¿Quién está del otro lado, o sea, de los republicanos?
ReplyDeleteAndrés
Paul Krugman, también es peronista.
ReplyDeleteDeberían abrir un tag nuevo "Kirchner Negro".
ReplyDeleteDe paso, les dejo la última de Eric Allie:
http://furiousdiaper.com/2011/12/13/real-unemployment/