Martín Caparrós es un intelectual
de (la) izquierda. El cree pertenecer a la izquierda, pero, en realidad, él le pertenece a la izquierda. Entendiendo la izquierda un
terreno mental del que no se puede salir para pensar.
Pero tampoco Caparrós quiere
salir de la izquierda, se quedaría sin amigos, sin minas, mucho peor: se
quedaría sin pensamiento. Porque no puede pensar fuera de la izquierda. Es
decir: no puede pensar, la izquierda es
la prótesis que le permite un sucedáneo del pensamiento. Como una persona
con una discapacidad motriz a la que se la sienta en un automóvil portentoso,
el cuál –por una adaptación especial- puede conducir, y le permite trasladarse
a gran velocidad y a grandes distancias; cosa que no puede hacer por sus
propios medios. No es algo exclusivo de él. El ideario de izquierda, desde el marxismo más crítico, pasando por
el más ortodoxo, hasta el progresismo más light, ha sido una construcción
ideológica sustituyente del pensamiento.
No tengo nada contra
Caparrós. Lamento esta personalización circunstancial –como cualquier otra
cuando se da. Temo que si lee esto la disculpa le suene como la del tipo que, apuntándole a otro con un revolver en la cabeza, le dice: Nada personal,
Martín. Y dispara. Pero me viene como anillo al dedo: es como el espécimen
práctico que describe un cuadro teórico. Uno necesita mostrar un animal ovíparo
y mamífero y justo aparece un ornitorrinco. Uno tiene que mostrar todas las
inconsistencias e incoherencias de un intelectual crítico, que descubre las
falencias de la izquierda, pero no se anima a abandonar su terreno y justo aparece
Caparrós.
Hay otros, la mayoría de los intelectuales críticos de izquierda son
así: critican, pero se quedan, esperando que algún día aparezca la izquierda
auténtica, sin darse cuenta que lo que hubo, lo que hay y lo que habrá es la
izquierda auténtica, no otra cosa.
Intelectuales que no están en ningún lado. Le entiendo
perfectamente cuando dice: “Estoy claramente en la disputa, pero no quiero estar ni con unos ni con otros.”. A
muchos nos pasa. No estamos con unos ni con otros. Pero estamos en algún lado,
no en el lado de uno, no en el lado de otros, pero en un lado. Aunque nuestro
lado no esté en ningún lado nosotros estamos allí. Los intelectuales críticos no están en ningún lado. Y muy
concretamente: no tienen alternativa política para proponer. Y su crítica no
tiene atrás ninguna teoría política, ni siquiera ad hoc. No hay teoría
política que sostenga su crítica. No estoy hablando de posturas concretas,
de comprometerse sartreanamente, de tomar partido concretamente; sino de tener
un marco de referencia teórico que fundamente la crítica. Porque: o se tiene el
inadecuado marco de la izquierda, en alguna de sus variantes, o no se tiene
ninguno. Con lo cual todos son disparos al aire y en la oscuridad.
Y por más que discutamos
teóricamente hay un punto esencial que es la coherencia personal. Las
ideologías colectivistas de izquierda-derecha fracasaron en sus formas más
pesadas –nazismo y comunismo- y están fracasando en su forma más edulcorada –socialdemocracia
europea-, en sus retornos más farsantes –indigenismos, bolivarianismo,
socialismo del siglo XXI- y fracasarán, aunque triunfen en sus formas neonazis –islamismo.
Porque incluso su triunfo es su fracaso, porque llevan en sí mismas la
imposibilidad de su perduración. Esto si pensamos en un mundo civilizado.
En definitiva. Estamos otra vez ante el caso del
intelectual desencantado de la izquierda que no quiere asumir la única
alternativa que hay: cualquiera de las extensas variantes que entran dentro del
arco liberal-libertario, que admite –inclusive- desde retrógrados
conservadores hasta utópicos anarquistas. El intelectual que no se anima a
decir:
-Está bien, no es mi ideal, pero es el camino de lo posible. Probemos
con una república democrática, con división de poderes, con un mercado libre,
con una sociedad abierta; sin dirigismo estatal, desde lo privado a lo público,
desde lo económico a lo político.
Entonces el único lugar que le queda es el de esa crítica, el de esa
pureza incontaminada, ya no sólo por lo real, sino también por cualquier
teoría.
Son tan blancos, tan etéreos, tan poco reales, que su última discusión
será sobre el sexo de los ángeles.
El problema con el:
ReplyDelete"Probemos con una república democrática, con división de poderes, con un mercado libre, con una sociedad abierta; sin dirigismo estatal, desde lo privado a lo público, desde lo económico a lo político."
es que los resultados se ven en años, tal vez en generaciones, y por lo tanto el exito lo gozaran los ciudadanos (y mas importante...los politicos )futuros.
El poulismo privilegia siempre "la proxima eleccion" y el aplauso inmediato. Y despues? Despues...vemos. Algo se nos va a ocurrir.
Excelente, Don Freeman. Espectacular. Sin desperdicios. Saludos desde Suecia. Nico
ReplyDeleteNico, queremos fotos !
ReplyDeleteDon Freeman, una fuerza de la naturaleza. Impresionante.
A ver si Caparros quiere contestar...
Don Freeman: chapeau.
ReplyDeleteMuy bueno, Don Don ;)
ReplyDeletePor estas -y por muchas cosas más- es que me encanta entrar en EOC.
I <3 this blog!
Happy weekend!
Don Freeman, no se imagina cómo me gustaría poder cachetear así a unos cuantos!
ReplyDeleteExcelente post.
Maria
Muy buen artículo.
ReplyDeleteEl tema es que a el le va bien así. Escribe cuanto quiere,edita,viaja,vive bien.Disfruta de un presente en el que se siente interpelado desde ambos lados porque su estrategia ha sido llenar de sentido la imagen que se ha construido desde los medios. Y a sido exitosa esa construcción por lo que se ve.
Muy bueno, Don Freeman.
ReplyDeleteSigo creyendo que, en el fondo, en muchos casos lo de la izquierda es pereza mental.
Como le aseguró el rector de la Universidad de Cervera a Fernando VII, “lejos de nosotros la funesta manía de pensar".
Debo comenzar aclarando que no me une a Caparrós ninguna afinidad para que no se crea que hay parcialidad. Sin embargo no me parece correcto criticarlo por tener dudas. Si éstas no alcanzan para que lo suyo sea un juicio de valor, al menos sirven para saber que su cerebro sigue funcionando. No me cae mal que opine distinto a lo que opino; mucha gente con la que me relaciono lo hace y no por eso entran en una "lista negra", en tanto y en cuanto lo de ellos esté relacionado con un razonamiento, y para mí, Caparrós piensa como escribe. El hecho de que tenga dudas es positivo. La gente que me revienta y con la que no puedo relacionarme es la que no tiene dudas, la que se equivoca o acierta (en mi opinión) y no acepta entender que puede haber distintos aspectos para una misma cuestión, los que muerden el jabón y dicen "tiene gusto a jabón pero es queso".
ReplyDeleteBienvenida sea la duda que le despierta a Caparrós, aún dentro de su izquierdismo, ver como se desarrolla la actualidad. Lo malo sería si se creyera dueño de la verdad y tratara de imponer, contra viento y marea, que lo suyo es el summum de la inteligencia humana, como creen muchos "camaradas de ruta" suyos. Lo malo sería que con un pedazo de jabón en la boca, siguiera insistiendo en que es queso.
muy linda la foto de caparros en diario perfil.
ReplyDeletecriticando el libre mercado capitalista frente a una iMac de 10000 pesos.
Más allá de todo eso, respeto mucho a Caparrós por su honestidad intelectual, algo que escasea muchísimo en Argentina.
ReplyDeleteSer de izquierda lejos está de ser algo racional. En general es de izquierda la persona emocional y piadosa, la que sufre con el sufrimiento ajeno. Suelen ser buenas personas. El problema es que están tan imbuídos de la idea de que nadie puede ser más que nadie, del ideal de igualdad, que no toleran la idea de que alguien tenga más que otro. No lo aceptan, no importa si ese es el camino para que todos tengamos más y seamos dueños de nuestras vidas.
Un ejemplo de periodista zurdo que ahora coquetea con las ideas de república y civilización es Pepe Eliaschev.
Miguel , es muy clara tu postura, pero por ahora con el pedazo d ejabón en la boca no se puede esperar más que diga .." que gusto raro tiene este queso"..., desgraciadamente solo verán que tienen la boca llena de espuma cuando todo explote por los aires, e igualmente en ese momento encontrarán que fueron los del Consenso de Washington los que les cambiaron el gusto al queso. Saludos, Martin.
ReplyDeleteMuchachos, este tipo tenía la misma info. que nosotros en el 2002. Yo creo que estos progres, trabajan de progres, los alimenta un gran cinismo y estoy dispuesto a cambiar de opinión si logra demostrarme lo contrario.
ReplyDeleteEspero. Todavía no.
This comment has been removed by the author.
ReplyDeleteDF maestro, me saco el sombrero, está para imprimir y enmarcar.
ReplyDeleteLo de la izquierda simplemente es falta de compromiso con el futuro, con la realidad, con la construcción de una vida corriente.
Tienen que estar en contra de todo para hacerse notar debido a sus falencias y miedos.
Por eso para ellos son malas palabras: compromiso, lealtad, familia, responsabilidad, madurez.
Yo voy a ser un periodista/escritor progre! Si así puedo tener ese nivel de vida, sin problemas económicos, relajada, conociendo culturas y lugares! Que vida, que vidaaa!
ReplyDeleteHay que reconcerles algo a Caparros y Lanata, más allá de que uno pueda no coincidir con sus ideas de fondo, hacen un gran, gran trabajo sacandoles las caretas a muchos de estos hdp.
ReplyDeleteSobre este tipo de intelectuales, sobre todo filósofos que los inspiran, dejo un pensamiento del gran físico Richard Feyman. Es sublime!!
ReplyDeleteRichard Feynman: Los filósofos que pueden llegar a pasar hambre:
http://www.youtube.com/watch?v=zBhqE9Hd7k0&