Jan 11, 2012

Doble discurso e hipocresía públicos.


De la nota final contenida en el artículo del post:

"El Hospital Austral está transitando el arduo camino para convertirse en el primer centro de salud argentino en estar acreditado por Joint Commission International (JCI). Seguramente uno de los hospitales con tecnología médica de última generación y de primer nivel en la Argentina. Llama poderosamente la atención el doble discurso y la hipocresía de los Kirchner. El anterior presidente había mandado acondicionar una sala especialmente para él en el hospital Argerich... No obstante nunca la utilizó haciéndose atender en los mejores nosocomios del país. La presidente Cristina acorde a sus discursos e ideología, se debería haber atendido en un hospital estatal, el Eva Perón, por ejemplo, de Ezeiza u otros similares."
Profesional consultada para la realización del presente post.
Sí: de esto no se habla.
Hospital público para la gilada, para mí el mejor centro privado.

Y esto no porque se trate de la salud de uno y, si uno dispone de los medios, se paga el mejor lugar. Eso está bien así uno sea el presidente de la nación. Esto porque se hace un discurso sobre el servicio hospitalario de la salud pública que en nada concuerda con lo real.

Y hablando de lo Real: ¿Recuerdan ustedes cuando en Gran Bretaña se trataba en el hospital público desde el Rey hasta el último obrero? O al menos eso se decía.

El año pasado operaron al Rey de España, Don Juan Carlos de Las Polleras. La declaración oficial fue que lo harían en determinado hospital público español. Lo hicieron entrándolo anestesiado en una clínica privada. Le pusieron sábanas de un hospital público y le sacaron las fotos para distribuir a la prensa. Lo sacaron aun  anestesiado y declaró sobre la excelencia del hospital público, mientras salía de la clínica privada.

En algún momento de la posguerra en la segunda mitad del siglo XX la salud pública y la red de hospitales de la misma fue muy importante para el mantenimiento de la salud y el tratamiento de las enfermedades de la población, conjuntamente con las obras sociales sindicales –allí donde las hubiera. Así como lo fue -pero mucho menos- en la primera mitad del siglo XX, conjuntamente con las mutuales de obreros o de inmigrantes en nuestro país.

Hoy en día el sistema ha caído considerablemente en todo el mundo. La salud pública gratuita, de calidad, para todos, es un mito. En la Ciudad de Buenos Aires, desde una consulta por guardia por un tema menor hasta una operación es un desastre. Más allá o médicos incluidos, según el caso.

Pero la gente prefiere pensar que todavía el sistema de salud pública funciona, aún con las evidencias de la propia atención en contrario. Y gente que ha concurrido desde hace 30 o 40 años a hospitales públicos y puede comprobar la decadencia. Insisten en reivindicar “el hospital público”. Se entiende ante el temor inconsciente de tener una enfermedad grave y ser el único medio al que se puede recurrir: uno quiere imaginar que está en, por lo menos, muy buenas manos. Tratándose de un apoyo meramente ideológico es una tara peligrosa, porque sostiene la mentira de que funciona de maravillas algo francamente desastroso, en un tema vital.

También pasa algo semejante con las obras sociales. Y la mayoría de las prepagas o privadas no superan mucho la media en Argentina.

El mensaje hipócrita de los sátrapas occidentales y la incoherencia de su conducta marca la alerta.
La salud, como la educación, es algo de lo que la gente va a tener que hacerse cargo y tomar en sus manos, si quiere tenerla buena.
No ver esto, como no ver otras cosas similares, es no querer ver.

12 comments:

  1. La esencia del progresismo:

    Hospital público para la gilada, para mí el mejor centro privado.

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  2. Sí: el hospital público es un desastre.
    Y saliendo al conurbano, ni hablar.
    Lamentablemente es un sistema que (todavía) funciona porque hay médicos laburando gratis en un altísimo porcentaje de los casos.
    Y ahora se da, adicionalmente, el fenómeno de una infraestrusctura a veces sorprendente, y nadie que sepa cómo se manejan las máquinas.
    Pero aun teniendo muy en cuenta el desastre que es, no sé si no es preferible atenderse en cualquiera de ellos que en uno de esos sanatoritos o clinicuchas privadas, en general sindicales.

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  3. Conozco por dentro hospìtales públicos muy buenos, y otros muy mediocres y malos.
    También conozco clínicas privadas de muy buen o buen nivel, y otras que son obras maestras del terror. He sido mèdico auditor en instituciones públicas y privadas del noroeste de la provincia de Bs. As., (Junín, Pergamino, San nicolás, Ramallo, San Pedro, Rojas), y conocí bueno, regular, malo y muy malo tanto público como privado.
    La generalizaciòn no sirve. El problema es que el paciente, salvo en centros públicos o privados de prestigio, no tiene la menor idea de qué nivel le va a tocar.
    Y aún en un mismo lugar, puede tener la suerte de que le toque un buen médico, o uno poco confiable.

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  4. Raúl, ante la posibilidad de elegir libremente, ¿qué porcentaje de pacientes crees vos que se harían curar un juanete en un hospital público?

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  5. Louis, que desalmado que sos. ¿Dónde irían a parar los flamantes médicos que se reciben todos los años en las universidades públicas que todos pagamos?
    La sobreoferta de estos profesionales hace que muchos trabajen por monedas y ni hablar de su capacidad.
    Coincido plenamente con DF en lo peligroso que es reivindicar un fracaso que no es actual, data ya de muchas décadas y con el tiempo, como todo lo manejado por el estado, empeora.

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  6. En el nivel de deterioro actual, muy pocos, Louis. Pero en mejores épocas del hospital donde trabajo, con estructura edilicia de privado, había mucha gente con obra social, en especial IOMA, que lo prefería por la calidad de atención.
    Mi comentario inicial quiso desmitificar que todo lo privado es bueno y todo lo público malo.
    Por cierto que nadie con posibilidades económicas querría pasar la noche esperando para sacar turno en un hospital público, como sucede habitualmente. Y en eso influye también el enorme aumento de la demanda en los últimos 10 o 15 años por la pauperización creciente de la gente.

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  7. Raúl:

    Estructuralmente no se puede cubrir todo en un post -ni en un artículo, ni en un paper, ni en un libro. Y las generalizaciones son injustas, precisamente por ser generalizaciones.

    Acuerdo con lo que usted dice en cuanto a que la adjudicación de la calidad no depende del ámbito medicina pública, privada o de obra social. Eso justamente es lo peor: uno no sabe dónde se está atendiendo.

    Así como también me gustaría salvar a los médicos, es obvio que no todos son un desastre. Aunque mis últimas experiencias fueron de terror. Diagnostican mal y tratan peor. Un buen médico lee esto y se siente tocado. No debería.

    El punto principal es el que usted bien señala: Ya no es tan simple decir: "Voy a atenderme en tal lado, voy tranquilo, confiado".

    Lo que yo intento señalar es la hipocresía en los altos funcionarios y la negación de los hechos en la gente común -que en última instancia convalida los discursos de los políticos- sobre un tema muy importante para todos.

    Después, solo después, podríamos discutir sistemas de salud. Antes es hacerlo desde la nebulosa.

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  8. La diferencia es que lo privado malo, tarde o temprano cierra, lo "público" (en verdad estatal, públicos son todos los hospitales, sean privados o estatales) queda agonizando ad eternum consumiendo impuestos.

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  9. Don Freeman, de acuerdo en todo. Y agrego algo sobre el nivel médico. Trabajo en una clínica de rehabilitación como coordinador de médicos de guardia. Alarma la falta de compromiso, de actitud, de respeto por sí mismos y por su profesión, de desidia y absoluta falta de interés por superarse que veo en las últimas generaciones de médicos. Quizás no tengan una formación mucho más deficiente que recibí yo en la facultad, que no fue óptima, pero son absolutamente inmaduros, son nenes de mamá incapaces de algo de sacrificio, y sobre todo, de tomar decisiones sensatas sin supervisión. No innovan, no me sorprenden con propuestas que superen lo que yo pueda proponer. Se limitan a cumplir, y casi siempre con fallas, lo mìnimo indispensable de sus tareas. Son nenes de kinder. Vamos muy mal.

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  10. Fe de erratas: "una formación más deficiente QUE LA QUE RECIBI yo".
    Agrego al comentario anterior que lo dicho no corre para los médicos que logran acceder a una Residencia; están muy lejos en actitud y motivación de los del ejemplo anterior. Y aún así, tienen rasgos de inmadurez que hace 20 o más años no existían.

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  11. Para mí el Fernández funciona muy bien y tiene servicios excelentes.El problema es que atiende a todo el mundo (si,hasta los turistas del primer mundo y sin cobrar un solo peso) En las guardias encontrás gente de toda latinoamérica y orientales vi unos cuantos.El sistema al menos en ese hospital,no colapsa (aún realizando el prematrimonial y otros servicios excesivos para un hospital de emergencias), pero mas temprano que tarde tendrá problemas.
    Yo pienso que si no se realiza una reforma estructural al menos debería funcionar una tarjeta de atención de pago mensual con distintos aranceles según situación economica presente.
    El problema es una determinación aceptada del siglo XIX que obliga a atender la salud como un deber supremo del estado sin restricciones (casi único en el mundo).
    Por dar un ejemplo burdo: No podés caerte por la atención programada mediante turno con el especialista de forma gratuita si en la espera estás pegado al TE de última generación. Se trata de al menos racionalizar el gasto público, si no se quiere actuar sobre una solución de fondo.

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  12. No se puede realmente generalizar, depende qué hospitales, qué clínicas, en realidad,en éste país, sea público o privado, todo depende de lo público, ya sea del financiamiento del estado (obras sociales provinciales, Pami, etc, o de las sindicales, derivaciones de ministerios), es muy poca la financiación privada pura.

    En general, la atención pediátrica estatal,(en general ojo) es siempre mejor que la privada.

    Se están dando caso ahora, de remodelaciones importantes en hospitales estatales, ampliaciones, equipamiento, con financiación federal, que luego están vacías por falta de personal, dado que las provincias reciben la infraestructura y luego no disponen de presupuesto para contratar médicos y enfermeras.

    Algo muy importante a destacar, que a los colectivistas no les entra en la cabeza, es que a misma patología, la atención en hospitales públicos es muchísimo más cara que en privado.

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