Jan 6, 2012

Homo sum

Alejandro Viggo Durero Mortensen

Convierto en post (con unas mínimas correcciones de estilo) un comentario que puse acá, que si no Louis después viene y me mata a cordiales retos.

Buenísimo el post, Enmasca.
Sabe que en casa éramos clase media que la peleaba. Mis dos viejos laburantes, mi viejo ypefiano, mi vieja docente, autito más o menos nuevo en la puerta (nada de Chevy, Torino o Falcon, un Dodge 1500, pero de máximo 3 años), casita de plan pero agrandada por mi viejo y algún albañil que lo ayudaba, vacaciones todos los veranos en hoteles sindicales o en la casa de mi abuelo en Bahía Blanca. Y libros. Mis viejos compraban libros. Para nosotros los hijos, no para ellos. No eran grandes lectores (aunque sí algo), y no eran baratos los libros por aquel entonces, pero cada tanto venía Morel, el vendedor de enciclopedias que vendía puerta a puerta, e indefectiblemente nos vendía alguna colección de algo, siempre en cuotas.
Una de las colecciones fue una de pintura, con tomos que iban cronológicamente desde la pintura del medioevo hasta la contemporánea. Tendría yo 10-11 años, y me fascinaba todo el tomo del Renacimiento primero, el de Picasso en su período azul y rosa después, y luego las pinturas de Modigliani y De Chirico. Pero con el del Renacimiento, que entre otras cosas mostraba montones de detalles de la Sixtina (recuerdo la Sibila Délfica y su rostro femenino exquisito; la Sibila Pérsica, el severo Jesús del Juicio Final, el pellejo del mismísimo Miguel Ángel contándose él entre los condenados), me acuerdo de ese último autorretrato de Durero que me impresionó bastante.
Me impresionó que el tipo parecía un rock star, totalmente contemporáneo. Y el cuadro había sido pintado medio milenio antes. Con esa pintura empecé a vislumbrar bien de chico que posiblemente el hombre, es decir, nuestra especie, hubiera sido casi siempre lo mismo, que nuestras pasiones, miedos, odios, amores, eran más o menos parejos a través de los tiempos. Después, con otras lecturas, me fui dando cuenta de que era bastante así, de que Shakespeare por algo cruzó los siglos hasta ahora y sigue conmoviendo; de que -con diferencias de costumbres según la época- nuestra naturaleza humana se ha mantenido deliciosamente estable. Somos lo que tenemos grabado en las células: los amantes siempre buscan la soledad y la desnudez, y siempre desconocen la vergüenza mutua; los adultos de cada generación indefectiblemente declaran que la nueva generación es peor; la envidia, el interés, el honor, el heroísmo, los celos, siempre han estado.
El flautista de Jethro Tull y Durero se veían similares hasta en la vestimenta, ergo, el género humano es inmutable. Es genial. Así, de golpe, quedaban más cercanos y podía más o menos entender a Miguel Ángel, ponerme en el pellejo de Napoleón o hasta en el del hijo de puta de Robespierre, porque homo sum, humani nihil a me alienum puto. Mariano Moreno era un joven revolucionario lleno de lecturas e ideales e imperfecciones. San Martín también. Me di cuenta de a poco de que la historia como nos la contaron de chicos, con gente de bronce y de mármol, no existía, que la historia no tiene prohombres sino sólo hombres que estuvieron antes, tipos como cualquiera en situaciones extraordinarias. Que, como decía sabiamente el hijo de David, "no hay nada nuevo bajo el sol".
Y se me ocurrió que todo eso estaba bueno, porque el mundo se me hacía más coherente, era más romántica y hasta un poco patética y vergonzante la pelea del hombre contra su propia naturaleza, me quedaba claro que nunca habría ningún "hombre nuevo" como algunos que no saben mirar para atrás (o para adentro) pretendieron y aun hoy pretenden.
Se me ocurrió con el tiempo, en fin, que lo que tenemos es lo que somos, que no es otra cosa que lo que siempre hemos sido: nuestras luces y nuestras sombras, nuestros ángeles y demonios, pero siempre todos inextricablemente juntos. Y que con eso tenemos que manejarnos.

11 comments:

  1. Muy buen post. Y no es sólo cuestión de imágenes, como bien anota el autor. Me acuerdo, p. ej., de un artículo que leí hace tiempo, donde se contaba la vida de Michelángelo Buonarotti como pequeño empresario de la construcción, tomada de sus notas personales y de los documentos de sus compras y ventas. Es muy cierto, nada nuevo bajo el sol...
    Además, creo que la historia no sólo no tiene "prohombres", ni siquiera hombres, sino meros "hombrecitos".
    McCrow

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  2. En primer lugar, José Luis, me alegra que le haya gustado el post sobre Durero.

    Además, le agradezco que haya compartido con nosotros su historia personal, tiene que estar muy orgulloso de sus padres, así como sus profundas reflexiones sobre la historia y los hombres, reflexiones que comparto en gran medida aunque creo que hubo algunos hombres absolutamente excepcionales respecto a los demás. Julio César, por ejemplo.

    Coincido en que no existe ni existirá el "hombre nuevo" sino que
    las pasiones y motivaciones básicas de la humanidad son y serán siempre las mismas.

    El siglo XX nos ha dado apenas una pátina cultural de ser más civilizados y supuestamente más pacíficos, pero esa pátina desaparece en el acto en que es necesario sobrevivir.

    Gracias de nuevo por su post, me gustó mucho.

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  3. Enmasca, no me haga poner colorado.

    Y es como Ud. dice en esa frase que me resultó bárbara: "El siglo XX nos ha dado apenas una pátina cultural de ser más civilizados y supuestamente más pacíficos, pero esa pátina desaparece en el acto en que es necesario sobrevivir."

    JL

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  4. ¡Cuán entrañables recuerdos José Luis!

    ¡Qué país tan distinto, no?

    El flautista de Jethro Tull y Durero. Me mató ¡qué imaginación! y sin drogas.

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  5. Ah, comparto hasta cierto punto lo que dice sobre Julio César. Mi punto no es que no exista gente excepcional, lo que digo es que la excepcionalidad no es tan notoria y se da más en la acumulación de hechos que en la visión del día a día de ese personaje. Si ponemos la lupa en César, vamos a ver a un tipo que le gustaban las minas pero que también se hacía empomar tupido ("esposo de todas las mujeres y mujer de todos los esposos", decían de él, creo), que tenía miedos, que era terco y de carácter fuerte, que tomaba decisiones (y que se la pasaba tomando buenas decisiones), que iba al baño y que por ahí le dolía la panza, pero ningún semidios. Es en el agregado que se ve la grandeza.

    Le comento un ejemplito que tengo fresco: me he lastrado en 10 días la biografía de Jobs. El tipo cambió la historia de unas cuantas cosas. Sin embargo, cuando uno lee el libro, se encuentra con un tipo poseído por su carácter, y que ese carácter en ese momento de la historia, hicieron de Apple Apple y de Jobs Jobs.

    Una vez escuché que talento es lo que un artista posee, pero que genio es lo que posee a un artista. Jobs era genial, digo, poseído por su genio, pero genial in the long run. En el everyday, era un tipo que le gustaban las religiones orientales, vegetariano al punto de hacerse unas dietas disparatadas que cualquier nutricionista lo hubiera cagado a trompadas, que rechazó el tratamiento cuando se le encontró el cáncer porque dijo que lo iba a combatir haciendo dieta, era cruel, era egoísta, era cabrón, era vorazmente orientado a la excelencia, robaba ideas y las decía propias, etc. Acompañándolo día a día, aislado del mundo, uno hubiera visto a una persona jodida en el trato, muy cabezadura y muy articulado para saber las cosas que quería y sobre todo las que no. Pero no mucho más. El propio biógrafo dice que su impresión no era un genio en el sentido usual de la palabra, es decir, con un intelecto a años luz de sus pares. Y era Jobs.

    JL

    PD: Igual me tiento de ponerlo a Adriano como ser absolutamente excepcional. Pero eso es por el relato de la Yourcenar.

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  6. Don Freeman, es otro país. También recuerdo que en casa había escondido un librito de poesías de Nicolás Guillén, el Sóngoro Cosongo. Guillén era cubano y comunista. El librito estaba escondido en casa. Escondido. Ojo, mis viejos era recontra perucas, no comunistas, pero ese libro estaba escondido.

    Ah, Tull y Durero: es que me fumé la alfombra del baño.

    JL

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  7. ...bailado en una pata, I presume.

    Post Deluxe, you guys.

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  8. Valeria, nunadesas Durero también pintaba en una pata.

    JL

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  9. en alpargatas, en MardelPlata, en una pata...

    (Alpargatas: sí, Libros: también. Diría Durero.)

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  10. Todo muy lindo, pero no se dice “Durero” sino “duradero”.

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