Feb 23, 2012

El multiculturalismo y la represión de la disidencia.


Lo grave de todo este asunto es que en realidad no se está condenando un delito, sino un pensamiento contrario al régimen. Pero como la penalización del pensamiento es algo propio de los regímenes totalitarios, debe recubrirse de una pátina de legitimidad democrática. Y así, se crea un delito que contradice la base misma de un presunto Estado de Derecho: el Delito de Opinión y Pensamiento libre. O más simple todavía: el Delito de Odio. Convertir los sentimientos, los pensamientos, en delito, es la peor aberración posible para un sistema democrático. Todo queda reducido no a hechos, objetivos, sino a interpretaciones, subjetivas, y por tanto se empieza a depender de los criterios, los prejuicios, las ideas y las opiniones de quienes tienen el poder.
La justicia se dedica entonces a  juzgar por opiniones diferentes, no por delitos probados. Y da igual que la opinión sea cierta o no: es tratada como un crimen contra la humanidad. 

(...)

Este totalitarismo vestido de tolerancia, de diálogo entre pueblos y culturas, de antirracismo, no es sino una dictadura encubierta en la que nadie puede opinar, y quien lo hace, se arriesga a ser tachado de “incitador al odio”. Los censores totalitarios se visten con piel de cordero para luchar, en apariencia, contra la intolerancia, el racismo, la discriminación, el odio. Pero en realidad lo que hacen es sembrar intolerancia  contra la cultura occidental, racismo antiblanco, discriminación y odio hacia los europeos. En nombre de la multicultura pretenden destruir la cultura occidental. En nombre del antirracismo son racistas. En nombre de la no discriminación y no odio discriminan y odian. Y aunque no deja de ser curiosa su incoherencia es, sobre todo, visible y evidente.
Por esa razón han creado un Gran Hermano que vigila atentamente la blogosfera, las redes sociales, las conversaciones de los bares, las tertulias de la tele o de la radio. Siempre alertas para que nadie pueda decir la verdad, si no coincide con “su” verdad. Siempre evitando que nadie les haga ver sus incoherencias, su maldad. Siempre cuidando que nadie pueda pensar distinto, opinar distinto, escribir distinto. Se agrupan “contra la intolerancia” o “contra el racismo” o “contra el fascismo” o cosas por el estilo. Pero les sugiero un nombre que sería mucho más adecuado para lo que hacen: “Policía para la promoción del multiculturalismo, el relativismo cultural y la prevención de las disidencias”. De todos modos no engañan tampoco a nadie ahora. Al menos serían coherentes en algo: en su nombre.
En nombre de esa prevención de disidencias se han creado unas leyes que no son sino una forma de control de la expresión del pensamiento libre, disfrazadas, eso sí, de bondad y derechos humanos.



1 comment:

  1. Desinformación, bueno pero creo que sigue siendo cara.
    Se viene haciendo de mitad del siglo pasado o más.

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