Mar 20, 2012

Pedro y el Taxman.


Para escuchar mientras se leen las notas. (*)


Hoy casi posteo el texto de Amando de Miguel, pero lo dejé pasar. La brillante iluminación de un importador de electrodomésticos me hizo ir a buscarlo y postearlo abajo.
Siempre me pregunto desde que imaginaciones vota la gente, desde que conocimientos reales. Ya sabemos que lo hace desde dónde no debería hacerlo: desde la esperanza y el miedo. Y por supuesto: se vota en contra. Esto es así. Resignen toda positividad. El voto es un voto en contra de algo más que a favor. En Argentina se vota desde la emoción, con una enorme cuota de resentimiento e ignorancia.
Ignora la gente que vota un proyecto de gobierno, que implica políticas sobre cosas públicas y privadas. La gente vota caudillos en la Argentina actual, no líderes con una propuesta. Tal vez la última vez que se votó un lider con un proyecto haya sido en 1983. Y así resultó.

Resulta significativo que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se votó dos veces a Mauricio Macri, sin que el candidato definiera una posición con respecto al tema de los llamados impuestos municipales -en rigor: tasas. Pero poco importa la semántica aquí. Es una obligatoriedad-. En ambas veces subió muy considerablemente los impuestos después de asumir el gobierno. Lo peor es que, cuando se lo votó por segunda vez, la gente no lo interrogó, ni se interrogó, antes por el tema. Ni tampoco protestó la segunda vez, como si lo había hecho la primera.
Un funcionario de su gobierno, consultado por los periodistas comentó, de forma canallesca, que si se le decían a la gente previamente del aumento de impuestos, esta no los hubiera votado. Yo creo que no les hubiera importado. Estaban votando otra cosa o no tenían el ítem en consideración.

Siempre me sorprendió la claridad del voto en algunos países desarrollados. Equivocada o no, la gente votaba por consideraciones políticas y económicas. Sobre todo en Estados Unidos, la cantidad de consideraciones -hasta de refrendas jurídicas- que son tomadas en cuenta para cada elección presidencial son prácticamente centenarias. E incluyen todos los ámbitos y niveles de cuestiones, desde política internacional hasta domesticidades. Y, sobre todo, la consideración del tema de los impuestos. Si se suben o no. Es un tema que divide aguas claramente.

De todas formas, las declaraciones de los candidatos sobre cómo se va a proceder en materia de gobierno sobre determinados temas constituyen parte del contrato del voto. Declarar determinado proceder para obtener el voto y no realizarlo una vez en el poder, o hacer lo contrario, es una estafa. La mayor estafa de uno de los mayores contratos que tiene la civilidad, posterior a la Constitución y las leyes. No cumplir la dirección del programa de gobierno en la medida, por supuesto, de las reales posibilidades del momento. Y en otros ámbitos, sin la impunidad del que los políticos se han construido para sí, una acción similar conllevaría el riesgo de penalidades de tipo judicial. 

Aunque últimamente el mundo parece haberse puesto irremediablemente idiota. Y la mayor parte del planeta tiene la tendencia a votar a vendedores de autos usados con speech seductor y el lenguaje corporal adecuado. Me refiero a Obama, por supuesto.


***
LA CARA DE AMANDO: Lo de los impuestos, 
de Amando de Miguel, el Domingo, 18 de marzo de 2012 a la(s) 15:33 ·
Es una regularidad: los impuestos casi siempre suben, sea cual sea el Gobierno y la coyuntura económica. Las excepciones son celebradas con regocijo por el vecindario. Una forma de disimular esa continua subida de los impuestos es ponerles nombres misteriosos o indescifrables. Por ejemplo, ecotasa, céntimo sanitario, copago, licencias, multas, sanciones, recargos, cuotas a la Seguridad Social, peajes (de las carreteras y del recibo de la electricidad), IVA, IBI, IRPF, etc. Ahora bien, los Gobiernos deben saber que, si suben mucho los impuestos (la suma de todos ellos), los consumidores gastarán menos. Puede incluso que los ocupados se vean menos acuciados a trabajar más. Otra reacción es que, ante impuestos muy altos, aumente la economía sumergida y la evasión fiscal. En conclusión, si suben mucho los impuestos, puede que se recaude menos.
 
Cuanto más se pague por impuestos, más poder tendrán los que mandan. Por eso suben los impuestos. Además, los que mandan y los ricos pagan menos impuestos porque tienen mil formas legales de evadirlos. Por tanto, no engaña a nadie la cantinela de que suben los impuestos para lograr una mayor igualdad. Lo peor es cuando se combinan impuestos elevados con un gran despilfarro del dinero público. El mayor despilfarro, claro está, es la corrupción política; más todavía la corrupción prácticamente impune.
 
Lo anterior no es una lucubración teórica. Es lo que ocurre en España. Vale. 

Como digo en estas comparaciones: "Así en Argentina como en España" ... como en Francia, Italia, Reino Unido, Canadá, Japón y en dónde haya un estado sin limitaciones o una población que no tenga la mínima idea de sus derechos y de lo que los impuestos significan.

(*) Taxman es una canción del grupo The Beatles, lanzada como la primera canción del álbum Revolver (con lado B "Eleanor Rigby"). Ésta canción fue escrita por el músico británico George Harrison, (se dice que John Lennon ayudó a Harrison con algunas estrofas de la canción). Ésta canción es reconocida por sus grandes tonos de guitarras que llegó a tomar 3 semanas de las listas de canciones (En la gran mayoría de Europa y en América Estados Unidos y México),La canción hacía referencia al abusivo tipo de impuesto sobre las renta que pagaba la gente con grandes ingresos, como los Beatles, que a veces llegaba a alcanzar el 95% de sus ganancias. En años posteriores, esto llevaría a muchos músicos de primera línea a exiliarse para evitar pagar impuestos.

2 comments:

  1. Al final Peru es igual al resto de latinoamerica.

    Perú: suspensión de visita de fragata británica dividió a la oposición y provocó duras críticas a Humala

    http://www.ambito.com/noticia.asp?id=629313

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  2. Es una cuestión de cuan lejos está la decisión del efecto. En la medida en que el estado tiene miles de resortes, cañerías reglas y peajes, el estado está obfuscado y se necesitan especialistas para entenderlo

    Con un estado así obfuscado el control de la población es imposible y vale lo que digan los "especialistas". En este contexto creo que los populismos que triunfan son los que logran cooptar o comprar a los "especialistas", como hicieron los Kirchner.

    Y el peor efecto colateral, el mas siniestro en mi opinión, es que se enseña lentamente a "delegar el control", lo que vale para todo.

    TN

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