(...) una América Latina hundida en el peor marasmo de su historia se reconoció en el esperpento. Y, más que nunca, Castro volvió a ser profeta. De la revolución, dicen. Pero revolución es término de esencial polisemia. Retornar a la fascinación fascista de sus primeros años, le valió a Fidel recuperar el aprecio del único fascismo clásico con prolongación histórica: el peronismo. Retornar al alucinado patrioterismo indigenista, le valió el aprecio de esa cosa irreal llamada Chávez. Ahora, del hermano Morales.***
No es verdad que todo tercer mundo persevere inevitablemente en la caída. Zonas enteras de un Asia hasta hace tres decenios fronteriza con la extinción, han salido de eso. O lo intentan. América Latina, con la única excepción de Chile, parece deleitarse en el vértigo de una caída sin fondo.
Mar 6, 2012
Una caída sin fondo.
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