Con tal de tener a quién odiar, ya se olvidaron del ajuste, de los muertos en el accidente de tren, del crimen violento, de la corrupción galopante y descarada, de las restricciones a la libertad.
Eso sí, espero que al boicot a los productos británicos lo lleven hasta las últimas consecuencias. No aflojen ahora, muchachos.
Uy cómo hago? lo que más miro es I-Sat, puedo?
ReplyDeletePor lo pronto, ya mucha gente adhirió al boicot dejando de comprar Sal Inglesa, reemplazándola mirando el discurso presidencial.
ReplyDeletePasenme los productos ingleses que se venden en el supermercado así voy y los compro.
ReplyDeletePerdon, britanicos.
ReplyDelete-Enfermera, vengo a darme la vacuna antibritánica.
ReplyDelete-Perdón, Señor, querrá decir la antitetánica.
-No, la antibritánica. Ojalá me hubieran dado con una teta, pero me pegaron con una llave inglesa !
(Ya sé, ya sé, es re viejo. Bueno, en mi época causaba gracia, che)
Uno de mis chistes preferidos de todos los tiempos:
ReplyDeleteUna monjita va caminando por una villa miseria del GBA a las 4 de la mañana, rumbo a un dispensario. Un rengo enorme la empieza a seguir. La monjita se asusta y salir corriendo. El rengo la arrincona en una callejuela sin salida. La monjita le dice:
“Retírese, ¡cojo asqueroso!”
Y el rengo le contesta:
“No importa, yo te enseño”.
Jeje... Muy bueno!
ReplyDeleteDespués se quejan de los (chistes) viejos. Ha visto que somos graciosos?
Creo que van a exceptuar el Scotch Whisky a solicitud de varios congresistas...
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