Se han metido en un brete tremendo y no tienen la menor idea de cómo salir:
Lo inevitable del modelo era que la emisión monetaria iba a erosionar el tipo de cambio real y generar una creciente fuga de capitales. Que el consumo artificial iba a ser insostenible y que, más tarde o más temprano, el ajuste tenía que venir, incluyendo el freno de las importaciones. Que el desborde de gasto público lleva a la búsqueda de cuanta caja pueda echar mano el gobierno. Lo inevitable también es que el gobierno aplicará cada vez más regulaciones y controles ante del desborde económico. Pero lo inesperado era que 40 países presentaran, en el momento más complicado del sector externo, una protesta contra las arbitrariedades en materia de comercio exterior.
Lo inesperado determina que el gobierno se encuentra ahora entre la espada y la pared. O redobla la apuesta y asume sanciones que limiten las exportaciones argentinas generando una nueva baja del saldo de balance comercial, lo cual forzaría a frenar más las importaciones y enfriar la economía más rápido de lo pensado, o flexibilizar las medidas de importaciones, aceptar una caída del saldo de balance comercial y asumir una suba del tipo de cambio con consecuencias también imprevisibles y enfriamiento de la economía.
Lo único que lamento de este desastre en puerta es que nosotros estamos en el medio, y sólo nos va a quedar barrer los escombros de la explosión inminente y poner el hombro.
ReplyDeleteComo siempre, después de estos experimentos económicos.