May 5, 2012
Panorama educativo
España: Una maestra española puso furiosos a sus jefes: sus alumnos ya saben leer y escribir
Los alumnos de cuatro años de la escuela de Escaldes-Engordany de Andorra ya saben sumar, restar, leer y casi escribir. Este extraordinario desarrollo curricular, con el que están encantados los padres, no gustó al inspector de Madrid (uno de los sistemas educativos andorranos depende del Ministerio de Educación español), que tras visitar el colegio, aconsejó a la dirección que eche a la maestra porque los niños "tienen un nivel demasiado alto para una escuela pública", publicó 20minutos.es de acuerdo con una nota del Periódic d’Andorra.
Argentina: Asaltaron un colegio y robaron a los alumnos en plena clase
Tras meterse en el aula en Córdoba, le pusieron una pistola en la cabeza al profesor. Los alumnos del IPEM 11 del barrio José Ignacio Díaz de Córdoba están volviendo a clases con miedo. Es que el miércoles 2, cerca de las nueve de la noche, tres ladrones armados y encapuchados se metieron al colegio y robaron celulares y billeteras de los alumnos, y una moto de un docente, que luego fue recuperada por la Policía.
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Tranquilidad. A no alarmarse. Les habrán robado, pero los alumnos de esa escuela no saben sumar, restar, leer y casi escribir.
ReplyDeleteEste post me viene justo para comentar lo que ayer una amiga, que es maestra y en general poco propensa a hablar de política, me contó horrorizada de lo que vio en un aula de Jardín (estatal) con nenes de 4 años: la adoctrinadora de infantes (basta ya del eufemismo ‘maestra jardinera’) les enseñaba que “antes en este país, resulta que venían los militares y a las mamás les arrancaban de la panza a sus hijos, y que desde entonces ellas los están buscando”. Las criaturas aterrorizadas, claro. Aprendiendo odio y resentimiento desde la más tierna edad.
ReplyDeleteLo que dije alguna vez por acá: amen a sus niños y sáquenlos de aquí.
Gus VF
Hay que ser muy malparidos.
DeleteY las adoctrinadoras anteriores les decían que los comunistas se los comían. Así vamos, de adoctrinamiento en adoctrinamiento estatal. Eso sí: no nos podemos quejar de que no cambien los contenidos.
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