Vale la pena seguir machacando con el tema

El principal problema de la economía argentina es la falta de inversión. En Argentina no invierte nadie, empezando por los propios argentinos. No es un detalle menor. Sin inversiones no hay aumento de la productividad y sin aumento de la productividad es imposible tener mayores ingresos.

Para colmo de males, más de la mitad de las muy magras inversiones de los últimos 9 años tiene que ver con la construcción, que no aporta prácticamente nada a la productividad de la economía.

A menos que el objetivo sea volver a un tipo de organización social nómade de subsistencia, seguir en esta senda es suicida:

En 2011 la región recibió fondos de inversión directa (fábricas, infraestructura energética, bancos, compañías de seguros) por un monto récord (histórico) de u$s 153.000 millones, un 27% mayor que en 2010. De la UE fluye un promedio anual de u$s 30.000 millones, que se dirige principalmente a empresas de energía eléctrica y bancos. La sistemática hostilidad del gobierno K para con las "privatizadas" y la banca explica el fracaso del país como polo de atracción de capitales, de la tecnología que viene metida en las máquinas y de la capacidad organizativa que ofrece el management extranjero.

Actualizo las estadísticas sobre inversión externa directa porque son un indicador clave. Reflejan con mucha sensibilidad lo que piensan los inversores y empresarios de los países avanzados sobre la seguridad jurídica y la calidad institucional del país. Reflejan, asimismo, el progreso relativo de los países de la región. Los países abiertos (Chile, Colombia y Perú) progresan a pasos agigantados. Brasil también lo hace en razón de su estabilidad monetaria y legal y de su muy grande mercado interno.