El 21 de junio, Latinoamérica fue testigo de un rápido proceso de juicio político que se le inició a Fernando Lugo Méndez, presidente de Paraguay, por mal desempeño de sus funciones en el intento de desalojo, por parte de fuerzas policiales, de invasores de un campo situado en Curuguaty que terminó con muertos y heridos de ambos lados. Al día siguiente, por amplia mayoría, el Senado paraguayo, quien debía decidir la permanencia o no de Lugo en su cargo, votó a favor de la remoción. No pasó mucho tiempo hasta que la enorme mayoría de las opiniones de los gobiernos y de la prensa se dirigiera hacia una sola teoría: la del golpe de Estado contra Fernando Lugo.
Pero quienes la sostienen están equivocados porque, más allá de que el proceso que culminó en la destitución del ahora ex presidente de Paraguay fue bastante rápido y los motivos por los cuáles se decidió llevarlo a cabo se prestan a discusión, nadie puede negar que todo se hizo de acuerdo a lo establecido en el artículo 225 de la Constitución de Paraguay, que contempla la posibilidad de iniciar juicio político al presidente "por mal desempeño de sus funciones, por delitos cometidos en el ejercicio de sus cargos o por delitos comunes". Asimismo, se establece que la acusación es formulada por la Cámara de Diputados, por mayoría de dos tercios y quien se encarga de juzgar es la Cámara de Senadores, determinando por mayoría absoluta de dos tercios si el acusado es culpable o no.
Flaco favor le hacen a Paraguay las intromisiones de los gobiernos de la región en los asuntos internos paraguayos. Así como un país puede libremente elegir a sus gobernantes, también puede removerlos mediante juicio político. Esta herramienta, a su vez, ha servido como antídoto frente a los excesos de los gobernantes de turno y de otra forma no se explica la ira de gobiernos autocráticos como el de Argentina y Venezuela contra la destitución de Fernando Lugo. Y las amenazas de expulsar a Paraguay del Mercosur y de la Unasur distan de tener un efecto catastrófico porque si hay algo que han demostrado dichos organismos es su total inutilidad.
Para finalizar, una vez más queda demostrado que el hecho de ser elegido para ocupar la presidencia de un país no implica que se debe gobernar de acuerdo a lo que dicte el humor del gobernante de turno. La democracia es un sistema de pesos y contrapesos, guste o no.
Andrés
(Viene de acá)
LOS QUE DICEN QUE LO DE PARAGUAY FUE UN GOLPE DE ESTADO NO SE ESTÁN DANDO CUENTA QUE LO QUE VAN A PROVOCAR ES QUE LA POBLACIÓN NO CREA EN EL CONGRESO NACIONAL (TAL VEZ ES LO QUE QUIEREN, NO?)
ReplyDeleteDicen que Paraguay queda afuera de la pròxima reuniòn del Mecosur...via libre para Venezuela? De que se reìa Lugo?
ReplyDeleteA ver... los argentinos (entre los que me incluyo, of course)... ¿cuántos Juicios Políticos a las autoridades hemos realizado como para opinar que éste fue un golpe de estado?.
ReplyDelete¿La rata inmunda por el caso Río III?
¿El mismo roedor por el desgüace de los ferrocarriles?
¿Cavallo por el Corralito?
¿Duhalde por las cuasi monedas?
¿Él por la guita faltante en Sta. Cruz?
¿Ella, por ser diputada bonaerense con domicilio en otra provincia?
Podría seguir largo rato... pero estas declaraciones pelotudas de la pelotuda máxima (TM), me cansan.
meg@radio
Desguace de los ferrocarriles? No estará defendiendo Ferrocarriles Argentinos, verdad? Fueron tan malos como los de Cirigliano.
DeleteLa yegua es oriunda de Tolosa, así que me parece que podría ser siempre diputada por Buenos Aires. Habría que hacerle juicio por usar el Tango para traer al dogor, por armar el circo de Angola, por prohibir el paso de productos por la Aduana, etc, etc.
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