Hace unos días comentaban en la radio que las residencias de los atletas durante los juegos olímpicos suelen ser un descontrol, un verdadero exceso de confraternización.
Qué raro, ¿no tienen que hacer una vida tranqui para competir?
A las mujeres les viene bien alos que los deja en la lona es a los tipos, que se yo me gustaría vivir la experiencia olímpica (aun que todo eso me parece una pelotudez) sólo para participar del cojedero que se arma.
Mucha gente laburando gratis por una medallita, para que un grupete de zánganos se llene de plata con las obras y demás curretes, todo en nombre de la bandera, el país, y el himno, como se debe.
¡No se salva nadie de la mirada economicista! No todo es cuestión de negocios o de hacer plata aunque nadie puede negar que existe un brutal negocio para algunos en las Olimpíadas.
Las motivaciones de los deportistas son diversas, imagino. Hay deportistas que participan por la gloria del triunfo sobre otros atletas buenísimos, el placer de ser el mejor entre los mejores, etc., etc. Pero también hay atletas que buscan superar sus propias marcas anteriores o superarse a sí mismos ante diversas dificultades, o ser parte de un esfuerzo conjunto para ganar (en los deportes de equipo) o aprender de los que son mejores. Y muchos participan por amor al deporte, que no es poco.
También siempre habrá los que se van de joda o de turistas con gastos pagos, pero no le resta mérito a los que se la toman en serio.
He hecho deportes varios porque me divertía mucho (y también para ganar minas, como alguna vez señalé), en la gran mayoría tuve un rendimiento normal (casi mediocre, diría), pero ponía todo el corazón para hacer lo mejor posible limpiamente. Es lógico también sentir orgullo de lo logrado e incluso mezclarlo con una dosis de patriotismo ya que todavía no existe ninguna representación olímpica integrada por atletas que se consideren "ciudadanos del mundo", esos están leyendo en su casa, me temo.
En mi modesta escala, el espíritu olímpico para muchos sigue siendo que ganar no es lo más importante sino participar y competir lealmente. Por eso detesto a los tramposos que se dopan para ganar.
Disfrutemos de la fiesta olímpica mientras dure y ¡ojo avizor, muchachos! que hay un montón de atletas femeninas que están rebuenas.
Normalmente es un descontrol entre los que enseguida pierden y no tienen nada más que hacer que dewcontrolarse.
ReplyDeleteA las mujeres les viene bien alos que los deja en la lona es a los tipos, que se yo me gustaría vivir la experiencia olímpica (aun que todo eso me parece una pelotudez) sólo para participar del cojedero que se arma.
ReplyDeleteMucha gente laburando gratis por una medallita, para que un grupete de zánganos se llene de plata con las obras y demás curretes, todo en nombre de la bandera, el país, y el himno, como se debe.
DeleteSosiéguese, don Benegas, conserve la mente fría y razonadora.
DeleteCómo se nota que son nadadoras las chicas... muy hidrodinámicas (un eufemismo para decir que no tienen tetas).
ReplyDelete¡No se salva nadie de la mirada economicista! No todo es cuestión de negocios o de hacer plata aunque nadie puede negar que existe un brutal negocio para algunos en las Olimpíadas.
ReplyDeleteLas motivaciones de los deportistas son diversas, imagino.
Hay deportistas que participan por la gloria del triunfo sobre otros atletas buenísimos, el placer de ser el mejor entre los mejores, etc., etc.
Pero también hay atletas que buscan superar sus propias marcas anteriores o superarse a sí mismos ante diversas dificultades, o ser parte de un esfuerzo conjunto para ganar (en los deportes de equipo) o aprender de los que son mejores. Y muchos participan por amor al deporte, que no es poco.
También siempre habrá los que se van de joda o de turistas con gastos pagos, pero no le resta mérito a los que se la toman en serio.
He hecho deportes varios porque me divertía mucho (y también para ganar minas, como alguna vez señalé), en la gran mayoría tuve un rendimiento normal (casi mediocre, diría), pero ponía todo el corazón para hacer lo mejor posible limpiamente.
Es lógico también sentir orgullo de lo logrado e incluso mezclarlo con una dosis de patriotismo ya que todavía no existe ninguna representación olímpica integrada por atletas que se consideren "ciudadanos del mundo", esos están leyendo en su casa, me temo.
En mi modesta escala, el espíritu olímpico para muchos sigue siendo que ganar no es lo más importante sino participar y competir lealmente. Por eso detesto a los tramposos que se dopan para ganar.
Disfrutemos de la fiesta olímpica mientras dure y ¡ojo avizor, muchachos! que hay un montón de atletas femeninas que están rebuenas.