Aug 2, 2012

Violadores de La Ley.

Buscar psicologías en lo político es una operación compleja. Alejandro Rozitchner tiende a psicologizar lo político, que no es lo mismo. La mayor parte del tiempo se equivoca. En esta ocasión tiene algunas cosas acertadas.
La explicación de cómo El Proceso traumó tanto a una generación que repite el trauma en posición activa (Esto es: reproduce el hecho traumático haciéndole sufrir a alguien lo que otro le hizo sufrir.) es formidable. Eso sólo bien vale el escrito.
Impacta el tono del discurso. Es más bien una manera de insultar a alguien, durante un tiempo considerable, sin ser literal, ni caer directamente en lo soez.

Es espeluznante comprender que hay toda una serie de generaciones traumadas con la última dictadura militar. Y que, llegado el momento de, en su madurez, tomar el lugar de poder político, económico, cultural, etc., en la sociedad, en vez de accionar en positivo, reaccionan a los sufrido actuándolo. La construcción paradójica de eso es una dictadura civil, con la que se cierran -literalmente- treinta años de búsquedas de posibilidades de gobierno democrático.

Y lo peor es que no se dan cuenta de eso. La ceguera que hay sobre ello es casi total. Realmente llena las características de un trauma psicológico grave. Que es el que ocurre cuando el sujeto tiene conductas reactivas y compulsivas sobre un hecho de su pasado, pero ignora que las mismas se relacionen con el hecho, incluso aunque lo conozca.
En este caso el sujeto es un conjunto de individuos con determinada cantidad y peso en la sociedad como para extender sobre ella su situación personal, influenciando y actuando negativamente en ella.
El resultado es que, mediante el apoyo al gobierno, la promoción de una serie de medidas de Estado, la implantación de una serie de valores culturales en lo colectivo, de una modalidad de consideración de las personas y del trato cotidiano entre las mismas; una parte importante e influyente de la sociedad se ha convertido, por su propio accionar cotidiano y su ideario realizado a través del gobierno, en dictadores de sus semejantes.

La maniobra de asunción de ese imaginario desde el poder político es brillante: Cubre, mediante la remisión y la satisfacción del resentimiento –muy distinta de una reparación simbólica- su operación actual, lo legitima hasta el punto de permitirle lo ilegítimo. Es por eso que cualquier corrupción le es tolerada: porque satisface el deseo incivil de venganza de varias generaciones, además del deseo de despotizar y tener poder sobre sus semejantes (Abortado oportunamente por el régimen militar de entonces. No se olvide que lo que la juventud idealista de los setenta pretendía era imponer por la fuerza al conjunto de la sociedad su visión del mundo, sin ningún tipo de consenso democrático, anulando la libertad del individuo.)

Cuando se compara violencia de la lucha armada en los setenta con la actual violencia verbal, psicológica, se omite un hecho esencial: la lucha armada era para tomar el poder político e imponer por la fuerza todo un sistema. En la actualidad el poder se consiguió y se mantiene mediante el voto y la imposición se hace mediante decretos presidenciales y leyes que violan los principios constitucionales.
Todas las maniobras despóticas del poder político, todas las actitudes, los gestos, la pompa, el desprecio del ejecutivo, la servidumbre de la legislatura y la judicatura, la monarquía fáctica, son posibles porque encarnan un profundo deseo del pueblo.
A diferencia del Antiguo Régimen los despotismos modernos no se basan en un grupo de nobles ni en una persona oprimiendo a la mayoría de la población, sino en partes de la población oprimiendo a otras a través de sus representante políticos en el gobierno.
No es el Estado el que lo oprime a uno, sino sus conciudadanos a través del mismo.

En la Argentina actual, con tanto bonista del Proceso, que quiere cobrar una deuda ya incobrable para resarcir lo irreparable; parece darse la condición del violador que, habiendo sido abusado en su infancia, abusa de otros en su madurez producto del trauma al que fue sometido.
Lo que se violan son derechos humanos, los que los violan son aquellos a quienes les fueron, real o imaginariamente, violados los suyos. No puede haber dudas al respecto: el que viola es un violador.
Por supuesto que esto es una simplificación de una dinámica un tanto más compleja. Y en eso radica la efectividad de la misma. Los sujetos implicados en la dinámica actual no realizan exactamente el mismo acto, sino uno parecido. El cual, a su vista, parece salvarlos de toda responsabilidad de estar haciendo algo incorrecto. No es lo mismo, para ellos, suprimir derechos en una dictadura militar que hacerlo en un gobierno civil, al que consideran legítimo por ser simplemente electo por la ciudadanía.

Una República se funda sobre la igualdad ante la Ley, no sobre el abuso de unos sobre otros.

Tenemos una sociedad, una cultura, implicada en maniobras muy borders, siniestras, que encastran complicidades inconscientes entre la ciudadanía y el Estado.

Todo un país digno del diván, sino de la sala blanca acolchada y la contención química.

16 comments:

  1. Che, ¿dónde se firma esto que escribiste?

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  2. Miren que lindos documentos sobre Victor Hugo Morales acerca del mundial 78 y el gobierno de turno
    http://aikm.tumblr.com/image/28530623958

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  3. La mayoría de los argentinos no vivió al "proceso" y muchos de los que lo vivieron eran muy chicos y no se acuerdan ni les importa. Lo traumático de la experiencia puede haberse dado a nivel de la sociedad, pero honestamente no sé hasta qué punto es así.

    Creo que a muchos argentinos les encanta odiar a alguien, no pueden vivir sin hacerlo, tal vez porque la alternativa – odiarse a sí mismos – les resulta peor. Y cualquier excusa para odiar a alguien les viene bien.

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    1. Louis:

      La sociedad como tal no existe, es una construcción conceptual a posteriori, una comodidad -si se quiere. Lo que existen son los individuos.
      Real o imaginariamente -culturalmente- dañados por El Proceso. Sí: alguna gente estuvo y otra asume el discurso, el paradigma, a otros los trató mal el papá. Odio tenemos todos, es un componente esencial de la supervivencia. El punto es que se construye un relato, un paradigma con eso, que es asumido por una parte significativa -no mayoritaria, ni mucho menos, pero influyente- de la sociedad. El paradigma circula en la cultura y habita en los individuos. El odio es capturado en él mismo. Ese es el punto. Vos naciste en 1990, tu papá te pegaba de chiquito, pero como es jorobado emprenderla con la familia de uno te la agarrás con Videla. O sufriste algún atropello o algún tipo de censura o persecusión, o te agarró la 1050 durante EL Proceso, como sea: ese resentimiento es capturado y proyectado en una política por el gobierno -no lo descargás en una cancha de futbol. Sos vos el que se convierte en un déspota de tus conciudadanos. Empezaron cobrándose con Videla, pero como el odio es infinito van a seguir.
      Es el gobierno el que construye un relato que le permite acometer cualquier tropelía sin ser criticado porque satisface cosas de la gente.
      Y sí: está ocurriendo y es paradójico: los tipos de a pié, que critican la dictadura militar están construyendo una dictadura civil. Muchos la sufrieron de alguna forma, hablo de gente que ronda los 50. Es patético ¿Como podés hacer lo mismo que criticás y, además, no darte cuenta?
      Los sostenemos siempre acá: esto es una dictadura civil, es la visión civil del Proceso. Paradójica y perversamente sostiene un discurso anti-dictatorial. Lo hacen para ocultar que ellos mismos son una dictadura y que no les caiga la mirada, la censura y la bronca de la gente a ellos. Una verdadera operación perversa.
      Y pensá en lo que dije: no es el gobierno, son tus conciudadanos los que te "dictaduran" a través de aquel.
      Que lo de El Proceso sea real o imaginario: da igual, es una excusa.

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    2. Iba a comentar algo por el estilo.
      Ese trauma es una construcción cultural.
      Yo hice la secundaria y empecé la uni en ese período y no estábamos traumados ni nada por el estilo.
      A través de la construcción cultural del relato, corren a la gente por el lado de la aceptación al grupo social: "cómo no vas a estar traumado por el Proceso, cómo no te desgarras las vestiduras?"
      Entonces la mayoría -débil- entra en el simulacro.

      En la final del Mundial'78 las calles estaban inundadas de gente festejando Y A NADIE NOS CHUPABA UN HUEVO LOS TERRORISTAS DETENIDOS. Lo pongo en mayúsculas para que se vea claro.

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    3. Me hace acordar al concepto de los "prejuicios inconscientes" que inventaron en recursos humanos para hacer sentir culpable a la gente que no discrimina. Vos discriminas pero no te das cuenta, viste?

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    4. ¿Lo qué? ¿Prejuicios inconcientes?

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    5. Sos demasiado prejuicioso, JL.

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  4. Hace un par de meses comenté con amigos y familia algo similar, pero en menor escala de tiempo: los que están en el poder han gatillado de alguna forma el subconciente sentimiento de resentimiento y opresión de la gente común contra los sindicatos, contra los avasallamientos de los piquetes, contra la expoliación del corralito, contra la presión fiscal insoportable, contra la licuación de sus ingresos por la inflación, para lograr de ese modo que la generalidad de la población "apruebe" y "celebre" medidas tan extremas como que no le paguen a los jubilados, pero despilfarren los fondos de la ANSES, para que nadie pueda ahorrar en dólares, para "joder" a los españoles de REPSOL; etc., etc. y etc. Y todo ello -muy bien manejado psicológicamente en el lenguaje corporal y verbal- generando la sensación individual "y bueno, que se joda (n), alguna vez me jodieron a mí". Abono lo expuesto con varios comentarios que escuché justificando o dando por superados los graves destrozos de Los Dragones en los Yacimientos Petroleros de Pan American Energy (Chubut), diciendo "y bueno, si Pan American de la lleva en pala". Cómo? Poné vos una Pan American y contame !!!!!!!
    Muy bueno el artículo. Felicitaciones por la síntesis.
    PATAGONICO.

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  5. Excelente, me dejaste sin palabras.

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  6. Está muy bueno, pero disiento en la última frase "Todo un país digno del diván, sino de la sala blanca acolchada y la contención química".
    Eso es lo que nosotros quisiéramos, es mirándolo con nuestros ojos de habitantes, muy benévolo.
    Visto desde afuera es todo un país digno de la picadora de carne. Afortunadamente para el mundo, nuestra capacidad de daño fuera de las fronteras es casi nulo. No dudo que de haber sido lo contrario nos habrían aplicado el rifle sanitario.

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  7. En una mirada de largo alcance a través de la historia, trascendiendo los episódicos acontecimientos de los años setenta, es posible comprobar el largo enamoramiento de los habitantes de estas tierras por un odio “a panza llena”, donde la violencia se ejerce no por famélica supervivencia sino por pura perversión. Por estos días, cada vez más la violencia no sólo es verbal sino que la común delincuencia asesina se entronca impúdicamente en el aparato político, con una secuela de muertes que nadie mide, pero que seguramente ya supera en número a las de la década del ’70. El ciclo de decadencia criminal no se detiene, o en todo caso, sólo transmuta.

    Convengamos que no es sano vivir en un manicomio de locos violentos. Lo mejor que se puede hacer, si es que se puede, es irse de aquí. Y si se tienen chicos, considero que es un imperativo moral hacerlos crecer en otro medio menos psicótico.

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  8. Muchas veces coincido y estoy de acuerdo con lo que escribe Don Freeman.
    Y ésta es una de ellas.
    Muy claro y explícito. Y muy buenos los comentarios también.
    Gracias por acercarnos a la cordura y a la satisfacción de una respuesta.

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  9. Creo que la frase que Don Perogruyo trajo a colación en varios comentarios, debería grabarse en las 4 caras del obelisco, define en 4 palabras el ser nacional, esa malsana perversión, que como dijera Gus VF, nos acompaña desde los albores de nuestra historia,

    "YO NO, VOS TAMPOCO"

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    1. Y su corolario, tan perverso como el anterior,

      "SI A MI SÍ, A VOS TAMBIÉN".

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