El pánico indisimulado con el que reaccionaron a la protesta del 13 de septiembre

Me hace pensar que está todo mucho más atado con alambre de que lo que nos imaginamos hasta los que no simpatizamos con el “modelo” y tomamos los indicadores oficiales con un grado mayor de escepticismo.

Para empezar, a diferencia de lo que pasa en Venezuela, el régimen kirchnerista no cuenta con FF.AA. ni de seguridad para imponerse llegado el caso. Fueron reemplazadas parcialmente, con la idea de controlar la calle, por D’Elía, “quebracho” y demás piqueteros - los camisas pardas del régimen - y, hasta por ahí nomás, con algunos sindicatos afines.

Sinceramente dudo mucho de la convicción de la PFA, GN y de las policías provinciales para salir a enfrentarse con civiles desarmados en un escenario de descontento masivo, sobre todo si los intendentes del conurbano liberan sus huestes sobre BiEi.

Más allá de la plata para comprar votos y adhesiones, el sistema se sostiene básicamente gracias a, siendo optimistas, a) la profunda vocación democrática y de respeto por la ley, el orden legal y las instituciones de la República; o, siendo más realistas, b) la absoluta indiferencia por todo lo que no los afecte directamente en el cortísimo plazo de los argentinos.

Me parece que el violento fruncimiento involuntario del esfínter acompañado de sudor frío por la espalda de estos delincuentes inescrupulosos se debe a que saben perfectamente que una vez que les pierdan el respeto, que la gente de a pie se dé cuenta de que el rey (la reina, en este caso) está desnudo, les van a empezar a llover cascotazos de todos lados y duran lo que el proverbial cuesco en la canasta.