Hay un señor centroamericano, no sé si nicaragüense o salvadoreño, que tiene una panadería en un localcito sin mayores pretensiones.
Durante toda la semana se dedica a vender bagels con irregular éxito. Pero los jueves el tipo se manda unos bollitos que ni les cuento. Son el furor de centre-ville. Se llena de alumnos de las secundarias de la zona y gente que sale a comer al mediodía para comprarlos calentitos, recién sacados del horno.
Son unos pancitos redonditos, del tamaño de un pomelo, con masa bien densa y medio dulzona. Una onda parientes lejanos de las facturas nacionales y populares, sin ser demasiado exigentes. Muy, muy ricos.
A cinco mangos la docena es un regalo.
Perdón por el off topic:
ReplyDeleteAl parecer se conoce la fecha, el 8 N en el obelisco.
http://www.urgente24.com/205064-decidido-8n-en-el-obelisco-y-seremos-1-millon-de-argentinos
Pocas cosas superan el aroma del pan recién horneado.
ReplyDelete¿Un bollo español del sabor como el del pan de leche (sin crema pastelera encima, claro)?
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