¿Punto de inflexión?

Les transmito algunas impresiones sobre la movilización de ayer.

Fue una marcha absolutamente pacífica, protagonizada por el típico exponente de clase media que se sabe, cada vez más, el pato de la boda. No hubo un solo incidente. Ni un solo insulto. Ni una sola agresión.

Y algo curioso e importante: no vi ni un solo micro. Eso me impresionó mucho. Acostumbrado a ver micros en fila sobre la 9 de Julio cada vez que la corporación sindical o la política movilizan a sus huestes cooptadas, esta vuelta no vi nada de eso. Fue genuino. Auténtico. Mal que les pese a los defensores del régimen.

En síntesis:

1- Creo que hay olor a punto de inflexión. Como siempre pasa en estos casos, estos tipos van a radicalizarse, como buena secta religiosa que son.

2- La gente irá perdiendo el miedo. Eso es bueno. Ya no se aguantan los deditos levantados, acusadores, ni las amenazas de persecución. No es poco.

3- Impresiona ver cómo reaccionan los fanáticos: el ninguneo, la negación y la subestimación (D'Elía) y cómo reaccionan los políticos oficialistas ("fue importante" -Aníbal Fernández-). No hace falta aclarar que a Aníbal Fernández, en el único lugar que lo querría ver, es adentro de una celda, pero vale destacar el punto: el fanático niega, el político profesional toma nota.

4- Mientras la marcha tenía consignas concretas (inseguridad, corrupción, no a la reforma de la CN, Boudou-Ciccone, libertad, etc.), los que aplaudían el discurso de la Presidente cantaban "acá están los pibes para la liberación". Lo concreto vs. lo abstracto. Nunca tan nítido.

5- En 2009 perdieron las elecciones justo un año después de la crisis del campo. Espero que se repita. No puedo imaginarme, a hoy, un escenario más favorable para derrotar, nuevamente, al gobierno mediante el voto.

6- La Presidente se victimizó y mostró las uñas, nuevamente. No va a cambiar. Cada vez demuestra más que tiene pasta de dictador. Es capaz de llevarnos puestos con tal de no dar "ni un paso atrás" (de nuevo lo abstracto, signifique lo que signifique esa frase).

Caminamos más de veinte cuadras con mi mujer embarazada de seis meses. Yo le decía de volver y era ella la que quería llegar hasta la Plaza. Llegamos y era emocionante ver semejante cantidad de gente. Creo que me volvió la esperanza.

Nico