Oct 16, 2012

Educación

De la sección “Estoy envidiando a un uruguayo ahora, no sé a quién envidiaré después”.

Da para preguntarse por qué, siempre que sienten que pueden darse con el gusto, los argentinos eligen rociarse con un bidón de Fangio21 y darle a la caja de Tres Patitos:

El título de esta breve nota ha sido extraído del discurso de asunción del Presidente del Uruguay, José Mujica, el 1 de marzo de 2010:

“Los temas de Estado deben ser pocos y selectos. Deben ser aquellos asuntos en los que pensamos que se juega el destino, la identidad, el rostro futuro de esta sociedad. Sin pretensiones de verdad absoluta, hemos dicho que deberíamos empezar con cuatro asuntos, permítanme un pequeño subrayado: educación, educación, educación y otra vez educación. Los gobernantes deberíamos ser obligados todas las mañanas a llenar planas, como en la escuela, escribiendo 100 veces: debo ocuparme de la educación. Porque allí se anticipa el rostro de la sociedad que vendrá. De la educación dependen buena parte de las potencialidades productivas de un país, pero también depende la futura aptitud de nuestra gente para la convivencia cotidiana”.

¡Qué claridad! Qué diferente a los tweets de nuestro Ministro de Educación, Alberto Sileoni, quien el 2 de Agosto escribió “No es cierto que la secundaria argentina esté en una crisis perpetua”, para agregar el 11 de Septiembre, probablemente en homenaje al Día del Maestro, que “un buen educador es un militante que está comprometido con su trabajo”.

2 comments:

  1. “Estoy envidiando a un uruguayo ahora, no sé a quién envidiaré después”
    A un Ghanés?

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  2. De todos los comentarios que hago por acá, siempre sentí que los más tristemente convincentes y verosímiles a la hora de vaticinar un futuro negro para este país han sido en los que me baso en el presente de la educación argentina. En las cuestiones políticas o económicas a futuro uno puede o no pifiarle, pero entrar, ver y percibir la realidad de cualquier escuela estatal o incluso privada (y ni qué hablar de las del conurbano bonaerense), no puede llevarnos a otra conclusión que no sea aquel lema 'punk': "No future". El daño YA ESTÁ HECHO. El fin de la Argentina como país con pretensiones de ser un país civilizado se lo puede constatar hoy; es cuestión de animarse a verlo y asumir esa dolorosa herida narcisística que nos produce el vernos quebrados en lo que fueron nuestras propias raíces culturales, por lo menos para los que hoy tenemos 45 para arriba.

    Niños: díganles a sus papis que, como mínimo, los lleven a vivir al Uruguay, donde se están conservando todavía algunas de aquellas nobles raíces rioplatenses. Cuando sean grandes lo van a agradecer.

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