Pensar los orgasmos nacionalistas que les producen estas cosas a millones de argentos.
Tantas cosas.
La espantosa ineficiencia del manejo estatal de YPF que condenaba al país a importar petróleo, igual que ahora.
El culto a la personalidad que llevaba a bautizar con el nombre del presidente en ejercicio y de su segunda esposa a todo lo que se hacía en el país, incluidos los niños.
La idea colectivista de que los logros o supuestos logros del estado/gobierno son los de la gente de a pie y que por ahí pasa la grandeza de un país.
(Gracias, Beto)
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