A propósito de este consumismo que se debe principalmente al fabulosa atraso cambiario actual; colas en Uruguayana para comprar televisores. ¿Recuerdan? Quiero aprovechar para agregar lo que yo pienso es la génesis de esta situación.
En USA, desde el punto de vista económico, existe una verdadera locura surrealista donde en la actualidad prevalecen los “turbo-coca-Krugman” que nos dicen: “veis como aquí en USA hemos resuelto todo. Hemos impreso dinero a más no poder, hemos aumentado el déficit federal en 60% en cuatro años, y no ha pasado nada. Prrrrr. Más aún de la inflación no encontramos pistas, el rendimiento de nuestros títulos ha descendido al mínimo histórico, pero no es posible que entremos en default, aunque hemos impreso casi al infinito, ninguno se atreve a atacarnos. Por lo tanto, el miedo a la deuda pública es un mito, ¿por qué vosotros los europeos no comienzan a hacer lo mismo?”.
Sin entrar a explicar este delirante silogismo, el problema es que estas recetas híper-keynesianas, las puede anunciar y mantener, un cierto tiempo, un sujeto como USA cuya divisa es una referencia mundial y es la primera economía mundial. Pero si estas recetas de cocaína ilimitada se aplican a otras economías, el resultado temporal puede ser bastante diverso.
La niña mimada de Krugman hace poco tiempo era la Argentina, que Krugman definía en estos términos: …. it’s a remarkable success story, one that arguably holds lessons for the euro zone. …”
Esta simple frase, es la que ha hecho pensar a muchos que si Europa aplicara la receta Argentina resolvería todos sus problemas actuales. Y obviamente le ha dado letra a Cristina, la conductora del suceso.
Obviamente tamaño aplauso de parte de un Nóbel, ha hecho palidecer a los aplaudidores oficiales. Puesto que: “si lo dice un Nóbel es que estamos en el rumbo correcto, ¿verdad?” Y como este gobiernos paga a los que aplauden y este aplauso venia gratis, mejor aún. ¿No es cierto?
Lástima que hoy Argentina, y la del futuro, tenga los peores indicadores, no ya de Europa, Asia y Oceanía, sino de toda la America Latina, que por otra parte está marchando bastante bien, pero no ha sido catalogada por los turbo-coca-keynesianos, como “remarkable success story”.
Si al cuadro presente le adicionamos el monstruoso atraso cambiario que existe, habrá que ver qué pasa con los salarios reales de los ciudadanos argentinos, llevados de la mano de un gobierno nacional y popular. Ya puedo percibir los gritos de las organizaciones gremiales.
Alessandro
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