Estoy leyendo el libro que recomendó Louis aquí, sobre testimonios de la vida de todos los días de gente norcoreana que luego pudo salir de ese agujero del infierno y relatar lo que es la vida ahí.
Tiene razón el pensador argentino radicado en Canadá: el libro tiene pasajes increíbles por lo ridículo, otros estremecedores por lo macabro de a lo que puede llegar la condición humana, y otros más, devastadores, de esos que no sos igual antes que después de leerlos.
Traduzco como me parece:
Y también estaban los niños que no tenían síntomas diagnosticables en absoluto, sólo un vago malestar. Se los veía pálidos o levemente azulados, con la piel reseca y sin elasticidad. A veces tenían las panzas hinchadas pero otras veces nada en lo absoluto.
"No se me ocurre qué pueda ser. Simplemente no puedo hacer que el nene deje de llorar," le decían las madres a la Dra. Kim.
Ella asentía comprensivamente porque reconocía la condición, pero no tenía palabras. ¿Cómo se le dice a una madre que su niño necesita comida cuando no tiene más qué darle?
La Dra. Kim escribía un formulario ingresando al niño al hospital, sabiendo que no había cura para esta enfermedad. El hospital tampoco tenía comida. Al hacer sus rondas, caminando por el pabellón de pediatría, los niños la seguían con la mirada. Incluso cuando les daba la espalda podía sentir sus ojos mirándola, en su guardapolvo blanco, y preguntándose si podría aliviarles su dolor y dándose pronto cuenta de que no.
"Me miraban con ojos acusadores. Hasta los de cuatro años sabían que estaban muriéndose y que yo no estaba haciendo nada para ayudarlos," me contó la Dra. Kim años después. "Todo lo que podía hacer era, luego, llorar con sus madres sobre sus cadáveres."No estamos hablando de gente olvidada que crepa en el medio de la jungla. No, esta era gente, chicos, que morían al cuidado del estado, con padres a los que se les privó de todo, ideológica y físicamente, para poder valerse por sí mismos, que quedaron exánimes ante un Leviatán que los liquidó.
No les puedo explicar el asco visceral que genera la palabra colectivismo luego de leer sólo un tercio de este libro.
Estoy seguro de que más de un intelectual de peso ya le encontró la vuelta para echarle la culpa a la economía de mercado.
ReplyDeleteNo sé qué mierda defienden.
ReplyDeleteAhí tenés dos experimentos fabulosos. Alemania y Corea. Los dos, partidos al medio. Mismo pueblo, misma etnicidad, misma cultura, misma historia, mismo idioma, casi mismo territorio, pero uno capitalista y el otro comunista. Déjese macerar a cada uno de cuatro a seis décadas y luego verifique el resultado: abra las compuertas y fíjese de dónde a dónde fluye la gente desesperada.
Si la comida es una bosta incomible la culpa siempre es de los cocineros, o de los que entraron a la cocina a joderte mientras éstos cocinaban. Nunca de la receta.
Tanto Corea del Norte y Cuba, de un lado, y Estados Unidos, del otro, tienen serios problemas con la circulación de personas por sus fronteras. La única diferencia pasa por la dirección en que desean hacerlo.
DeleteMuchachos, no se gasten. Es cuestión de Fe. Los resultados siempre son interpretables. La Verdad de la Religión de Izquierda es incuestionable.
ReplyDeleteNever underestimate the power of denial.
DeleteYo tambien segui la recomendacion y voy por la mitad. Me parece excelente. Gracias!
ReplyDeleteLectura obligaroria para el Progretorio (Progretorio: Reformatorio de progres.)
ReplyDeleteO pagarles la beca completa y mandarlos a "vivir" a Norcorea.
DeleteAhí sí que vuelven llorando con los pantalones mojados.
Conozco varios socialistas militantes que fueron de vacaciones al paraiso Comunista del Caribe a hacer turismo no en Varadero o los cayos, sino en casas de familia, viviendo como cubanos.
DeleteLa mayoría te lo niega pero un par me dijeron que no podríamos "vivir" 10 días en el dignisimo paraiso de los Castro, la luz, si hay, se corta 10PM, agua hay poca y caliente NADA, conseguir comida en el mercado es cuanto menos una odisea, hay mercado negro de cualquier cosa elemental: jabón, pasta de dientes, huevos, leche y cuanto se les ocurra. Se que los que leen EOC ya lo saben a todo esto pero lo interesante es que muchos de los que van aun padeciendo sus vacaciones siguen hablando de dignidad y resistencia al bloqueo del imperio
la verdad que muy fuerte, además sería un material interesante para tener a mano a la hora de escuchar el argumento progre de que el comunismo no mata de hambre a la gente. Hablando de corea del norte, recomiendo mucho un documental en youtube de la revista "vice" sobre corea del norte, muy interesante. También hay otros sobre los campos de trabajo forzado en Rusia que son de corea el norte, en donde los ponen a laburar en aserraderos y los mandan a buscar leña en el medio de la tundra. Rico pibe el lider supremo
ReplyDeleteEn China y en URSS el hambre y el salvajismo mató a millones. Estos hijos de puta que dicen que les preocupa la gente, lo único que hacen al final es jugar con la gente como si fueran soldaditos de plástico, obligándoles o prohibiéndoles cosas en pos del "bien común". Suprimiría la palabra "todos" y el término "bien común" si un genio me ofreciera unos deseo.
DeleteCoincido con los que dicen que el dogma entraría en acción enseguida. Un ejemplo: los progres dicen que el capitalismo "genera violencia." Todos hemos sido testigos de esta lógica perversa; la hija de un primo (universitaria y zurdo-Ká) relató hace poco en FB un asalto que sufrió su familia en pleno día. Su padre, junto con su abuelo (mi tío, quien tiene una mano lisiada) forcejearon con los chorros y lograron repelerlos. Pudo haber sido un desastre. La niña (que había llegado hacía poco de vacaciones en USA) se refirió a los delincuentes como "personas", atribuyó el episodio a la "desigualdad" y recibió cientos de felicitaciones por su "convicción." (Por supuesto, aprobó todos y cada uno de los comentarios. Menos el mío, je.)
ReplyDeleteCon tres balazos en el pecho, con el último aliento igual van a seguir creyendo que el chorro los mató por culpa de algún rico que no aportó su "fair share". No se puede creer.
DeletePor una cuestión generacional, y de interés profesional, he leído y visto mucho sobre la URSS y sus satélites europeos y sobre la China de Mao, incluyendo los testimonios de quienes padecieron detenciones y lograron escapar más tarde.
ReplyDeleteEl horror de lo que hicieron esos regímenes (al igual que el nazismo) supera todo lo imaginable para un occidental moderno. La crueldad sistemática, el aprovechamiento económico del trabajo esclavo, la eliminación física de las víctimas, el régimen de intimidación de los ciudadanos, el adoctrinamiento fanático de los niños y jóvenes, el férreo control policial y de la "secreta" (con sus delatores) así como la voz única de los medios de prensa son las características en común de todos ellos.
Si alguna vez van a Budapest no dejen de visitar el llamado Museo del Horror, está en lo que fue la sede de la Policía de Seguridad de Hungría (la A.V.O.) en pleno centro de Buda. En los sótanos están las celdas y los lugares de tortura y el muy impresionante cuarto donde se ejecutaban las sentencias de muerte.
En ese cuarto no hay una horca sino una especie de garrote vil español con la única diferencia en que, en el español, el verdugo podía matar con rapidez apretando de golpe el tornillo y rompiendo el bulbo raquídeo. En el húngaro la víctima era estrangulada lentamente...
Pido disculpas por la descripción detallada que puede parecer morbosa, pero la estimo necesaria para dimensionar bien el sadismo de sistemas en los cuales la vida humana carece totalmente de valor y que son sádicos hasta en las ejecuciones.
Enmascarado, imposible. El comunismo es bueno y se preocupa por la gente. Stalin (que impuso el comunismo en Hungría) era un líder al que poetas como Neruda y Guillén han dedicado emocionados versos.
DeleteFuera de (macabra) broma, es pavoroso lo que cuentas sobre el museo de Budapest. Si alguna vez paso por ahí, seguro que me pego una vuelta. Mil gracias.
Debe ser realmente impresionante. Me encantaría visitar Europa del Este alguna vez.
DeleteJosé Luis, de nada. Mis hijos me hicieron notar que el Museo se llama Museo del Terror y aprovecho para corregir mi mala memoria.
DeleteNo vas a desaprovechar la visita que eventualmente hagas porque está muy bien hecho ese museo, están incluso las fotos de las miles de víctimas y, más impresionante aún, las de los guardias, interrogadores y verdugos de la A.V.O. que están libres y nunca fueron acusados de nada cuando cayó el comunismo...
Me permito una discrepancia -y este neologismo horrible-:
Delete"El horror de lo que hicieron esos regímenes (al igual que el nazismo)".
No me parece. El horror de los regímenes comunista fue muy superior en crueldad, en millones de víctimas, y en el tiempo que el del nazismo. Obviamente no le quito méritos al nazismo.
Los 'campos de concentración' los inventó Lénin (Con Trostky.) mucho antes que lo hicieran los nazis.
Conviene recomendar a la muchachada "El Libro Negro del Comunismo". Se consigue en la web. No se consigue en librerías.
Y también, ya que estamos hispaneando, "El Libro Negro del Comunismo Español", que desapareció rápidamente de las librerías y no se volvió a editar.
Freeman, downloading. Propongo hacer acreedor de la Orden Opinadora a Wilson por avivarnos de que existía Library Genesis. TODOS los libros que se me ocurrieron buscar ahí hasta ahora, estaba y los bajé (The mythical man-month de Frederick Brooks, Showstopper de G. Pascal Zachary, The soul of a new machine de Tracy Kidder, este de Corea, Blue ocean strategy de Kim y Mauborgne, y uno o dos más, TODOS)
DeletePodriamos armar una biblioteca virtual como repositorio temporario de estos libros que algunos vamos consiguiendo por diversas vias, no?
DeleteNo solo con el link sino como posts aparte donde incluso les podemos agregar comentarios...
Digo.
Klaus, qué buena idea.
Delete¿Pensaste en qué soporte darle? ¿Cómo se implementa?
Me gustó lo de los comentarios.
Opiniones en contra, Don Freeman http://www.rebelion.org/noticia.php?id=135972
DeletePuede ser que lo vendan acá con el título: Querido lider ?
ReplyDeleteMaría, si! Me fijé y es ese. De Barbara Demick, que es la autora.
Delete¿Dónde lo viste?
En Cúspide
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