Jan 25, 2013
La diferencia entre un país al que le va como Estados Unidos y uno al que le va como Argentina no pasa por las autopistas, las computadoras, los aviones o la ropa de marca. Pasa por el sistema de valores, por una forma de encarar la realidad. Si Estados Unidos adopta el de Argentina, en pocos años le irá como Argentina.
Ustedes me dirán que 8 años de un presidente demócrata, aun tratándose de un delirante como Obambi, no es el fin del mundo y que, de todos modos, Estados Unidos fue capaz de recuperarse de cosas mucho peores en el pasado. Y tienen razón. Pero lo mismo es para preocuparse:
I’ve always sensed a deep understanding that transcends left and right in America—you can make it big and enjoy the fruits of your labor. During the early days of the labor movement, the hard leftists never made much headway because of that deep-seated idea that, no matter how humble one’s beginnings, an American can make it big some day.
Something has changed, even as our society has become wealthier. Sure businesses have to comply with regulations and millionaires need to pay taxes, but somewhere we’ve shifted from honoring success to envying it, from viewing government as a limited tool to achieve a few necessary things (infrastructure, enforcing the rule of law) to seeing it as the be-all and end-all of our society.
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Peronismo liberal ¿Un oxímoron?
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