Feb 4, 2013
Romero sostiene que el proceso de tercermundización de Argentina ha culminado
Lo han logrado, son parte plena de Latinoamérica. A descorchar el champú:
Con ser doloroso, es un problema al que estamos acostumbrados, como la inflación. Quizá nuestros hijos se acostumbrarían. Pero transcurre en una Argentina distinta. En las últimas cuatro décadas aquella sociedad móvil, integrativa y continua, toda matices, se ha partido en dos: blanco y negro. Es posible realizar un análisis más complejo, pero la brecha actual se impone por su contundencia y por su novedad. Como nunca antes, la Argentina tiene hoy un mundo de la pobreza, enorme -casi la mitad de los argentinos-, compacto y coherente. Tiene su propia organización, centrada en asegurar la subsistencia; tiene sus ideas, valores y sentidos de la vida, muy distintos de los de la sociedad integrada; tiene un tipo de relación con la ley y el Estado completamente singular. Un mundo tan fascinante como terrible, en el que vive la mitad de nuestros compatriotas.
La pobreza se ha convertido en algo natural. Lo que asombró en 2001 hoy forma parte del paisaje cotidiano. Los mundos no están separados. No sólo son frágiles los límites que unos quieren poner, con rejas o servicios de vigilancia. También han surgido quienes sacan su beneficio, haciendo negocios o políticas. El puestero de La Salada o el puntero barrial, al igual que el dealer, son eslabones de cadenas que llevan muy lejos, y unen, a su manera, los mundos escindidos. Un análisis cuidadoso destacaría los múltiples contactos entre ambas Argentinas. Pero una buena fotografía basta para convencernos de que la brecha existe. Hoy, efectivamente, hay dos Argentinas.
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