¿Alguien se acuerda de la ex gorda Lilita Carrió y el show de las cajas del Congreso? Nunca me voy a olvidar como una señora, muy probablemente psicótica borderline, tuvo en vilo al país con un par de cajas de cartón llenas de diarios viejos, el “power trip” soñado de cualquier cartonero.
¿Se acuerdan de los 70 y pico de kilómetros de camiones blindados uno tras otro yendo a Ezeiza necesarios para transportar las decenas de miles de millones de dólares que se fugaban? Pensar que todo este disparate increíble terminó siendo instrumental para que Cavallo removiera al presidente del Banco Central, paradójicamente por ser demasiado eficiente en sus funciones, en lo que muy probablemente fue el principio del fin del gobierno de De la Rua.
Por supuesto, en una sociedad como la nuestra donde tiene mucho más prestigio la palabra que la acción, donde decir está mejor visto que hacer, esta señora, lejos de terminar sus días como paciente en algún coqueto psiquiátrico del Gran Buenos Aires, goza de excelente salud política y de enorme prestigio y credibilidad. A pesar de haber llevado a cabo un esfuerzo importante por moderar su imagen, nunca dejó de lado su verdadera vocación: la política ficción. Pero no como exitosa autora de best sellers del Círculo de Lectores, sino como denunciadora profesional. En esta ocasión vuelve a la carga con el tema de moda del momento: el pago de sobresueldos en el gobierno de Menem.
La cosa funciona más o menos así. Compro el diario durante tres o cuatro semanas y me fijo qué temita se mantiene en las primeras páginas por ese plazo. Tomo nota y me largo a denunciar. Total es gratis. La regla de oro es siempre la misma. Agregarle un orden de magnitud a la cosa. Si los diarios hablan de decenas de funcionarios implicados, en realidad son centenas. Si hablan de 80 millones, en realidad son unos 800. Pero sobre todas las cosas, si hablan de cualquier funcionario o administración, en realidad la culpa siempre es de Menem.
Espero que algún día tengamos la oportunidad de ver a esta señora ocupando algún cargo ejecutivo en el que alguna vez en su vida tenga que realmente hacer algo, lograr resultados, gestionar, manejar aunque sea el comedor de la municipalidad de Sáenz Peña, en su Chaco natal.
Una denuncia trucha que es histórica es la del Pacto Militar-Sindical, hecha por el cachafaz de Alfonsín en el 83.
ReplyDeleteLos militares eran el cuco preferido de las denuncias, hasta que apareció el Cuco Nueva Generaciòn, encarnado por Carlo