(Enviado por Pablo)
Cuando Prometeo, uno de los titanes, creó la raza humana, Zeus se mostró enormemente celoso de su hazaña y ordenó a Hefesto que formara a una mujer, para dársela como premio por sus labores a Prometeo, pero también como forma de sentirse superior a él. Hefesto modeló arcilla y consiguió crear a dicha mujer, llamada Pandora. Pandora nació con una enorme belleza y todos los dioses quedaron prendados de su hermosura, colmándola de dones. Zeus añadió a todos estos dones, una hermosa caja, que se suponía contenía inmensos bienes y presentes para Prometeo, pero, con todo, ordenó a Pandora que no la abriera bajo ningún concepto, lo que ello prometió a pesar de su curiosidad. Fue así entonces como Pandora y su caja fueron ofrecidos a Prometeo, quien, astuto y precavido rechazó a ambas y le indicó a su hermano Epimeteo que, como había hecho él, desconfiara de cualquier regalo de Zeus. Sin embargo, Epimeteo se enamoró locamente de Pandora nada más verla y se desposó con ella aceptando la caja como dote. Entonces, Epimeteo, de una ávida curiosidad, abrió la caja, de la que no salieron más que horribles males, enfermedades, guerras, hambres y otras calamidades. Horrorizado, intentó cerrarla, pero sólo consiguió retener dentro la esperanza, que ayuda desde entonces a todos los hombres a soportar los males de la caja de Pandora, extendidos por toda la faz de la tierra.
Varios siglos más tarde, en un pequeño país que algunos llaman Argentópolis, un tal Vulgarcito en un rapto de venganza y revanchismo sin parangón en la corta historia del país, ha abierto nuevamente la caja de Pandora.
Con la complicidad de los Jefes de Estado Mayores de las Fuerzas Armadas, los que nunca oyeron la frase “más vale morir de pie que vivir arrodillados”; el silencio de los políticos, los mismos que votaron en 1973 la amnistía general de todos los guerrilleros en prisión; la sumisión de la Corte Suprema de Justicia (¿?) cuyos jueces cambian sus decisiones más rápidamente que la Suller bajando y subiendo sus bragas (y sí, encontré algo más rápido que la velocidad de la luz); el aplauso y la obscena gratitud de los asesinos y terroristas, familias incluidas y finalmente, la mirada asombrada de la mayoría de la sociedad, Vulgarcito nos ha retrotraído a los peores momentos de nuestra sociedad.
Epimeteo no sabía que es lo iba a suceder cuando abrió la caja ¿lo sabrá Vulgarcito?
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