Los pasajeros bajaban de un hidroavión a la playa de una hermosa isla tropical, de mar azul y arena blanca. Ahí eran recibidos por Ricardo Montalbán de impecable traje blanco y por Tattoo, su ayudante enano. La promesa era que sin importar lo extravagante, en esa isla, sus fantasías se hacían realidad. Después de todo se trataba de la Isla de la Fantasía.
En Argentina, en lugar de Ricardo Montalbán y Tattoo, tenemos a Kirchner y Lasaña. De su mano, nada es imposible. Todas nuestras fantasías se vuelven realidad. El desarrollo viene de la mano de la reedición de las viejas recetas de sustitución de importaciones de los años 50, acompañado del modelo político institucional del peronismo del 40.
Concretamos la mayor estafa de la historia, para propios y extraños, y no pasa nada. No hay costos que pagar; es más, ya nos llueven las inversiones y el riesgo país acaba de caer de 6.000 a unos 800 puntos. Pero eso no es nada, en pocos días más llega a 500, el nivel de Brasil, que hizo hasta lo imposible para seguir cumpliendo religiosamente con sus compromisos internacionales.
Somos unos cheroncas totales, ídolos de multitudes, no hay con qué darnos, Dios es argentino. Me parece que puedo escuchar a Lasaña a lo lejos: da plane, da plane!
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