Debo admitir que, aunque los esperaba, me resulta extremadamente difícil de entender comentarios como los que leo en el post de Isidro sobre las bombas en Londres.
Podemos tener cualquier postura política, de derecha, izquierda, centro, más o menos progre o conservador, pero honestamente no logro entender qué oscuro mecanismo mental hace que haya gente que condone estas barbaridades. Necesito que alguien me explique cómo se puede ser tan, pero tan mal parido (hijo de puta le decíamos en mi barrio) como para decir esas barbaridades en medio del dolor de tanta gente.
Una banda de salvajes pone cuatro bombas en medio de Londres, claramente haciendo blanco de los ataques a personas inocentes, que iban a trabajar como todos los días, que no tienen absolutamente nada que ver ni con Bush ni con Blair ni con nadie, y sin embargo, una vez más, las personas que dejan estos comentarios culpan a las víctimas.
¿Hasta cuándo vamos a seguir con todo esto? No debería ser tan difícil de entender. Ser anti EEUU o anti Bush o anti lo que sea no puede ser sinónimo de hacer apología de la masacre, de la locura, de la matanza indiscriminada de inocentes.
Una de las cosas que más incomprensible me resulta es que haya argentinos que compartan este punto de vista. Argentina tiene una amplia experiencia de agresiones terroristas, que incluyen la agresión del terrorismo castrista de los 70 y la fundamentalista islámica de las bombas de la Embajada de Israel Buenos Aires y la AMIA. A pesar de todo esto, de los miles de muertos inocentes, seguimos pensando que aparentemente hay un terrorismo bueno y un terrorismo malo. Es bueno si hacen volar por los aires a las personas que no nos gustan, es malo si lo hacen con las que nos caen bien.
Aparentemente seguimos con la misma tendencia hacia la violencia y el fascismo de siempre. Es un horror darse cuenta que se trata exactamente de los mismos argumentos que usaban muchísimos argentinos durante la Segunda Guerra Mundial y el auge del nazismo. La culpa era de los polacos por ponerse en el camino de los alemanes. Es de locos.
Desde mi punto de vista esta mentalidad explica muchos de los problemas Argentinos. Es nuestra manera de asignar responsabilidades, premios y castigos la que está fundamentalmente fallada.
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