Sigo insistiendo con el mismo tema. Cada dos o tres días, es posible leer en los titulares de los diarios que las cosas van fantásticas en el país. Casualmente hoy leo en La Nación que a pesar de una devaluación del 300% y con salarios en dólares que en el mejor de los casos son el 50% de los de antes, en promedio los salarios de 2005 tienen un 9% menos de poder adquisitivo que en el 2001. Como digo siempre, estamos para el Nóbel.
Estamos convencidos de que esta vez nos sale bien. Roberto Cachanosky vuelve a explicar la diferencia entre el corto y el largo plazo, y una de las verdades más categóricas: en economía se puede hace cualquier cosa, menos dejar de pagar las consecuencias:
¿Qué herramientas tiene el economista para poder formular pronósticos de tendencia? Entre otras, una fundamental: la lógica. Y la lógica más elemental indica que un modelo de sustitución de importaciones tiene como principal objetivo el de producir, básicamente, para el mercado interno gracias a la ausencia de competencia externa. ¿Qué más nos indica la lógica? Que nadie invierte para producir grandes volúmenes sabiendo que tiene un mercado interno con 50% de pobres y 25% de indigentes. ¿Invertir para venderle a quién? Por otro lado, ¿para qué invertir si no tengo la presión de competidores?
Además, ¿y si invierto para vender en el mercado interno gracias al tipo de cambio alto y un día se acaba esta protección cambiaria? Por otro lado, ¿qué problemas puede tener que enfrentar en Argentina alguien que invierte? Los problemas son una legislación laboral que castiga al que da trabajo, un sistema tributario que se ensaña con el que tiene éxito económico, permanentes cambios en las reglas de juego, ausencia de un mercado de capitales que le permita a las empresas acceder a créditos de largo plazo a tasas pagables y un gobierno que aplica multas, acuerdos "voluntarios" de precios o derechos de exportación a los que suben los precios.
¿Por qué invertir en la Argentina, si el verdadero negocio pasa por poner a buen resguardo las utilidades que surgen de una estructura de precios relativos artificial que se sabe insostenible en el largo plazo? ¿Conviene hundir los recursos propios y quedar ilíquido en la Argentina, si el costo es tener conflictos laborales, riesgo crediticio, complicaciones fiscales y regulaciones absurdas?
http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/suplementos/enfoques/nota.asp?nota_id=731651
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