Más de lo que comentaba en un post anterior sobre el club de “Yo odio a Bush, ¿y usted?”.
¿Es Bush el mejor presidente de la historia de los EEUU? Probablemente no.
¿Sería amigo de alguien como Bush? No.
¿Es mi persona favorita? No.
¿Comparto sus convicciones religiosas? No.
¿Tiene todo lo anterior alguna relevancia en su rol como presidente de los EEUU? Respuesta corta: No. Respuesta larga: No.
No deja de sorprenderme el odio y rechazo completamente irracional, rayano en lo enfermizo, que mucha gente le tiene al actual presidente de los EEUU. Pareciera que la vida de esta gente pasa por lo que Bush hace o deja de hacer y dice y deja de decir. TODO lo que hace, pueda pensar en hacer o deje de hacer está mal. TODO lo que pasa en el mundo, puede llegar a pasar o no pasa es culpa de Bush.
Si realmente deseamos ser serios, debemos tratar de ser racionales en nuestras críticas. Decir que alguien tiene la culpa de todo es, para todos los fines prácticos, lo mismo que decir que no tiene la culpa de nada. No aportamos absolutamente nada si le echamos la culpa de lo que hace y de lo que deja de hacer.
Por más que esta gente pretenda dar una patina de racionalidad a sus críticas, en realidad el actual presidente de los EEUU es la excusa. El odio irracional es en contra del país y de todo lo que representa. Cuando Bush termine su segundo mandato y se vuelva a su casa en Texas, la encarnación de todo este resentimiento será otra, tal vez el nuevo presidente.
En gran medida este fenómeno es producto de la ignorancia y la envidia. Una gran mayoría de los miembros del club “Yo Odio a EEUU” en su vida ni siquiera hicieron escala en un aeropuerto de ese país ni tienen la menor idea de cómo es la vida en realidad en los EEUU. La "información" que manejan proviene de innumerables idas al cine y tardes de películas en la tele.
Por otro lado, existen amplios sectores de intelectuales y pseudointelectuales que viven el éxito de EEUU como una afrenta permanente. Sencillamente es una agresión contra la naturaleza que un cowboy ignorante de Texas, al que le gustan las armas y no tiene empacho en expresar públicamente sus creencias religiosas, le vaya bien, haga las cosas que hace y encima gane elecciones. Si el mundo fuera un lugar más justo, a estos grasas e ignorantes les tendría que ir muy mal y el éxito debería estar reservado para nosotros, los elegantes y sofisticados intelectuales con una enorme conciencia social.
Para esta gente, los norteamericanos, y Bush, son al mismo tiempo, y según convenga a sus argumentos, materialistas sin alma y fanáticos religiosos rayanos en el fundamentalismo; ignorantes y simplones, poco más que gordos embrutecidos, consumidores compulsivos de una cultura decadente y en franca desintegración y sofisticados e implacables robots de un profesionalismo desalmado que producen el 90% de lo que se consume en el resto del mundo; cuando en los 70s y 80s eran fieles seguidores de la “realpolitik” y apoyaban a regimenes dictatoriales con tal de que les sean favorables, se los acusaba de un cinismo insoportable; ahora que por las circunstancias históricas decidieron no tolerar más a estos regimenes, se los acusa de un idealismo insoportable.
En fin, es extremadamente raro encontrar alguna persona, incluso acá en Canadá, que no sea hostil a los EEUU y no odie con toda su alma a Bush. Estoy seguro que aun los que no comparten este punto de vista se cuidan muy bien de expresarlo, no es de bien nacidos ser racional en este tema.
Actualización:
Muy buen comentario de Guillermo Sine Metu, que en cualquier momento se nos postula a algo...
envidia... pura envidia... envideja... de la mala.... es la única explicación... com bien decís.. .cuando se vaya Bush, la antorcha del odio la levantará otro... es la carga que han de llevar los pueblos líderes...
ReplyDelete"es extremadamente raro encontrar alguna persona, incluso acá en Canadá, que no sea hostil a los EEUU"
ReplyDeleteEl "incluso" está de más. La "identidad" de Canadá es No-USA.
Por lo menos tienen algo mejor que Uruguay para anti-imitar, que tiene a la Argentina.
Saludos,
Leandro