Este es un tema que me apasiona. Por qué algunos países son capaces de dejar de lado generaciones de atraso y pobreza y tomar el camino del desarrollo. Uno de los ejemplos que más se usa es el de Irlanda. Me tocó viajar a Dublín un par de veces por trabajo y me encantó.
Este es el punto de vista de Alberto Benegas Lynch(h) (visto en Orden Natural):
Ya no se buscaron chivos expiatorios y se asumió la responsabilidad por lo que ocurre. Por influencias de religiones mal interpretadas ya no se considera una virtud la pobreza material y el emprendedor un pecador. También nos dice de modo sumamente didáctico Kenneth Thompson que el irlandés de hoy no se siente amenazado por la globalización sino que considera que forma parte de este proceso.
Estas revoluciones en las mentes toman tiempo y nunca se completan, pero el mundo libre debe festejar entusiastamente el camino elegido por el pueblo y los dirigentes de aquel país admirable, de gente tan acogedora y noble. Es de desear que en otros lares se imite esta filosofía para bien de todos, muy especialmente para los más necesitados que sufren las tremendas injusticias de políticas confiscatorias de la propiedad, en medio de suculentos privilegios para los consabidos empresarios prebendarios y para una clase política rapaz que no respeta la división de poderes ni los contralores mínimos que requiere un sistema republicano.
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