Seguimos con la Educación

En fin, yo sigo con todos estos temitas insignificantes que no le importan a nadie. Leo en lo de Víctor Cogito Argentum una muy interesante exposición de Guillermo Jaim Etcheverry, el rector de la Universidad de Buenos Aires, sobre el rol de la educación en la sociedad. Qué quieren que les diga, cuánta razón que tiene. Es muy triste que nos sorprendamos tan gratamente de escuchar a alguien decir cosas que deberían ser tan obvias.

Vengo hablando del tema en este blog desde hace un tiempo. Lo que no me termina de cerrar es el rector en si mismo. Me parece que su brillantez como intelectual de la educación no se transvasa a su rol como rector de la UBA. Hace menos de un año se podían leer declaraciones como estas, que se dan de bruces con lo que dice en esta oportunidad. Tal vez sea aquello de que decir es más fácil que hacer.

Como en el caso de Mariano Grondona, me pregunto cuál es el verdadero Jaim Etcheverry, el del verso populista para el centro universitario, o el pensador serio que entiende que la excelencia no se logra nivelando para abajo.

Creo que vale la pena leer la nota completa, pero me quedo con esto, todas cuestiones de lo más elementales, pero que en Argentina constituirían avances fenomenales:

"Hay personas a quienes he escuchado que, al referirse a sus hijos dicen: «Pobrecito, se quedó estudiando», como si estudiar fuera un castigo", dijo y describió, entre otros conceptos, tres ideas que imperan hoy en la sociedad y que atentan contra la esencia de la educación: la juventud permanente, la fugacidad de todo y el igualitarismo.

"Hoy lo joven es una categoría, un grupo cerrado en el que los adultos parece que no estamos autorizados a entrar", afirmó. Agregó que "por esto se deja a los jóvenes solos y se busca ser tan jóvenes como ellos, sin dar testimonio de que existe otro mundo".

La idea de la fugacidad -todo pasa y nada permanece- se refleja hoy, según el autor de "La tragedia educativa", en que padres y alumnos se preguntan para qué aprender algo si es probable que en poco tiempo el conocimiento ya no será así. "El saber se concibe como algo secundario", dijo el rector y consideró que "la respuesta a lo que nos pasa está en el cambio de esta actitud".

Jaim Etcheverry explicó que la divulgada concepción del igualitarismo deriva en un terror a enseñar normas. "La idea de que todos somos iguales en la escuela es difícil de sostener, porque el maestro y el alumno no son iguales, desempeñan roles distintos", dijo. Vinculó esta actitud con la resistencia a las normas. "En la sociedad actual hay resistencia a las reglas, resistencia a entender que las cosas son de una determinada manera", afirmó.

El camino para salir de esta "sociedad de la inmediatez", es para el educador y humanista el retomar en la familia y en la escuela el valor del esfuerzo y el sacrificio.
Con su habitual locuacidad, Jaim Etcheverry propuso reformular el "contrato" entre los padres y la escuela para entender para qué se manda a los chicos a las instituciones educativas.

Alguien del público pidió al rector que describiera tres medidas que se deberían tomar con urgencia en educación. El rector sugirió enseñar lengua -"porque hoy no se la enseña, sino que se la actúa", dijo-; hacer evaluaciones al término de la escuela media y tomar la decisión de enseñar algo. "Hoy parece que está prohibido enseñar", expresó.